Angie Anderson (Sharon Stone) no tiene una vida común, a sus veintisiete años está soltera y no tiene prácticamente amigos, ya que es una mujer extremadamente solitaria. La joven vive sola en su piso junto a su inmensa colección de muñecas, lo que más aprecia en todo el mundo. Un día, camino a su casa, Angie es atacada por un extraño, pero logra escapar. Asustada, busca refugio en casa de su vecino Alex Morgan, un pintor que vive con su hermano. Poco a poco, Angie irá abriendo su corazón y encontrando el amor.