Crítica de SensaCine.com para El jardín colgante: Secretos de familia

Extraño filme canadiense cercano en intenciones, por la dureza de la historia y por cierta libertad creativa a la hora de plasmarla en imágenes, al cine independiente yanqui más comprometido de los noventa, El jardín colgante sigue conservando, con el paso de los años, ese encanto de lo diferente. Como diferente es la manera en la que trata una de las claves del filme: la homosexualidad del protagonista, un ex adolescente con sobrepeso maltratado por su padre que en la película conocemos ya en la edad adulta, una vez que decide regresar a casa de su familia tras haber huido de ella a los quince años.

En este intrincado relato de secretos familiares, abusos y descripción de un entorno y realidad asfixiante (el pequeño pueblo costero donde transcurre la acción), Thom Fitgerald, su director, hace uso del simbolismo y la metáfora floricultora, a veces una forma algo obvia, y divide el filme en varios episodios que servirán para que su protagonista haga las paces con un pasado que aún le persigue y le tortura. Arriesgada en su enfoque pero inocente en algunos pasajes, factor que ha quedado más acentuado con el paso de los años, El jardín colgante se queda como un curioso exponente de cine de temática gay algo pasado de moda.

A favor: una adolescente Sarah Polley

En contra: tiene varias salidas de tono que han envejecido mal