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    Guardianes del día
    Críticas
    1,5
    Mala
    Guardianes del día

    Frenetismo moscovita

    por Covadonga G. Lahera

    La superproducción Guardianes de la noche, realizada por Timur Bekmambetov (Abraham Lincoln: Cazador de vampiros), logró un portentoso éxito de taquilla en Rusia y sus implicados decidieron proseguir con la saga. Guardianes del día adapta la segunda parte del best-seller Dnevnoy dozor que escribieron a cuatro manos Sergey Lukyanenko y Vladimir Vasiliev. El filme arranca con una voz en off que nos refiere la antiquísima historia de "la tiza del destino" en la Samarcanda medieval, un objeto cuyo portador adquiere el poder de reescribir los hechos pasados. En semejante prólogo ya intuimos que el montaje frenético, la música subrayadora y los efectos especiales serán algunas de sus marcas formales.

    Cuando tras esa introducción el filme se sitúa en la capital rusa en 2006, confirmamos lo anterior, pero también que nos hemos quedado cortos. La épica y acción preliminares se cruzan ahora con la ciencia-ficción y el suspense mientras un perdido espectador trata de enterarse de qué demonios está sucediendo. La farragosidad expositiva del relato no contribuye a nuestro esclarecimiento. En su lugar, nuevos personajes entran y salen, nuevos datos en su boca para explicar la mecánica de un universo futurista donde batallan las fuerzas del bien contra las del mal. Se mezclan los espacios, se mezclan los tiempos –invocándose de vez en cuando en el presente la antigua leyenda de la tiza–, pero nosotros permanecemos abrumados por su aparatosidad, perdidos y sin ni siquiera mantener el interés por seguirle el rastro.

    A favor: La leyenda de "la tiza del destino", que como concepto podría haber dado mucho más juego.

    En contra: Su incapacidad para hacer comprensible un guión que peca de ambicioso y confuso. Su abrumador y vacío despliegue de efectos.

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