Esta ópera prima del cineasta Kurosawa narra la historia de un mítico campeón de Judo, Sugata Sanshiro. Todo comienza cuando, en 1882, el joven Sanshiro (Susumu Fujita) se inicia en el aprendizaje del jiu-jitsu, el arte de la suavidad, al que pronto acusará de falto de moralidad y de valores, basándose en aquellas personas que le rodean y que practican el mismo arte marcial. Sanshiro asiste a un evento en el que el maestro Monma quiere demostrar la superioridad de su disciplina sobre el Judo, derrotando así al maestro Yano Shogoro (Dejirô Ôkôchi). Sin embargo, esa noche, es Yano quien acaba con todos los aspirantes, uno tras otro, demostrando, así, la gran capacidad intrínseca de esta forma de combate, nueva y desconocida a los ojos de Sanshiro. De este modo, el joven aprendiz se ve sorprendido tanto por la elegancia como por la fuerza interior que ve reflejadas en el hombre, y decide, así, comenzar con el aprendizaje de dicho arte. Superando los defectos de su propia personalidad, a través de una continua y sufrida mejora interior, Sanshiro consigue ser dueño de las enseñanzas del maestro y desarrollar así su técnica para convertirse en lo que él más desea: el mejor.
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