El rodaje tuvo lugar en un barco de verdad, en donde durante varias semanas el equipo se desplazó por mar, algo que resultó muy productivo en cuanto a la dinámica de los actores.
El guion fue escrito por Paul Laverty, quien se inspiró en un artículo del periódico que leyó doce años atrás sobre un capitán griego que había encontrado a varios polizones en su barco y los había tirado por la borda. Desde entonces, comenzó una investigación y dio con más incidentes como éste, algo que le horrorizó, sobre todo porque se trataba de un problema puramente económico: si un capitán llegaba con polizones a bordo a un puerto europeo las multas eran altísimas, además se tenía que enfrentar a posibles pérdidas del permiso de navegación, inmovilizaciones de sus barcos… Más tarde descubrió que los propietarios de los barcos multaban a su propia tripulación si no se libraban de los polizones.
Daniel Brühl dobló la parte de su personaje en la versión castellana.