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Sinopsis
Todos los publicos
Con ya una buena reputación creada como pintor parisiense, un quincuagenario vuelve a sus orígenes y vuelve de nuevo a la Francia profunda para vivir de nuevo en la casa donde vivió durante su juventud. Alrededor de la casa hay un gran terreno que no querrá ni podrá mantener y decidirá poner un anuncio. El primer candidato (que será el bueno) es un antiguo compañero de colgio, milagrosamente reencontrado después de tantos años. En su contacto diario con el jardinero, el pintor descubre, mediante toques impresionistas, a un hombre que primero le intriga y que acaba por asombrarle gracias a su franqueza y a la simplicidad de la mirada con la que ve el mundo...
La Crítica de SensaCine
1,5
Mala
Conversaciones con mi jardinero
Reconciliación campo-ciudad
por Eulàlia Iglesias
El tópico del hombre sofisticado de ciudad que se reconecta con las cosas-sencillas-pero-valiosas de la vida gracias a su relación con un hombre de campo se explota en todos sus lugares comunes del primer al último minuto de Conversaciones con mi jardinero. Jean Becker, hijo del maestro Jacques Becker y demostración de que el talento no se transmite genéticamente, se ha convertido en un especialista en el cultivo de un costumbrismo a la francesa que funciona muy bien en los cines frecuentados por espectadores poco exigentes. La película rezuma prejuicios disfrazado de reconciliación de clases: al obrero de campo no se le supone mayor cultura que la que proporciona el contacto con el entorno, mientras que el artista urbano se ha mezclado siempre con snobs y no sabido vivir la vida en toda su autenticidad. Entre ambos se desarrolla una amistad abonada por las frecuentes conversaciones que