Tortura non sense
por Virginia MontesResulta difícil concebir que cualquier película pueda derivar en siete partes. La saga Saw es quizás uno de esos tristes ejemplos de cómo, una idea más o menos ingeniosa, puede dar lugar a todo un sinfín de capítulos repetitivos y sensacionalistas en torno a un psycokiller moralista y pretencioso que incluso más allá de su muerte continuó desplegando su ridículo legado.
Pero todavía, en esta tercera parte, era difícil prever lo que se nos vendría encima. Lo único que quedaba claro es que cada vez las propuestas eran más cutres y las historias que contaban más redundantes, que el asesino en cuestión tenía muy poquito carisma y que los procedimientos utilizados para crear terror resultaban cada vez más reprobables. La barroca inventiva de la tortura a través de máquinas maquiavélicas y una estética cada vez más sádica es lo único que se puede salvar de esta película que no se sabe si quiere emular a una snuff movie o es que directamente Darren Lynn Bousman, definitivamente, no sabe hacerlo mejor.
A favor: Su imaginario referencial con respecto al Marqués de Sade.
En contra: Que está muy mal rodada.