Este documental autobiográfico, dirigido por François Girard y Don McKellar, trata, desde diversos puntos de vista, la vida del músico canadiense Glenn Gould. En él se presentan varias entrevistas realizadas a conocidos del pianista, se recrean escenas de cómo era su vida y se muestran, además, varios elementos de carácter algo extravagante, como son las diversas imágenes animadas que bailan y aparecen a lo largo de todo el filme.
La realización de este visionado se vio sujeto a una problemática del tipo "de qué manera encontrar la forma de mirar el trabajo de Glenn Gould". Para ello, esta película fue construida por fragmentos, intentando con cada uno de ellos capturar un aspecto específico del pianista. Así, el documental ofrece al espectador 32 impresiones o dimensiones de él, consiguiendo que, cada fragmento realizado, hable de lo que Glenn Gould es.