Casa familiar
por Miguel BlancoEl cine francés siempre ha tenido predilección por las casas. Muchas de las películas de Renoir, de Resnais, de Rivette o de Truffaut giran alrededor de ellas. Las casas como elemento unificador, como espacio que genera tensiones de todo tipo. De la seminal 'Las reglas del juego' del maestro Renoir llegamos a 'Las horas del verano', donde Assayas nos habla de una casa que ha perdido todo su significado cuando su último habitante muere y sus hijos, aunque le tienen cariño, porque pasaron allí su infancia, ya no saben qué hacer con ella. La película se puede entender como una metáfora del cine francés, o de la Francia misma, que de aquel pasado brillante avanza hacia un futuro desconocido.
Al final, los protagonistas deciden vender la casa, y la película registra poco a poco cómo va vaciándose de todos los objetos que narran la historia de varias generaciones de esa familia. Los tres herederos no sienten pena, lo ven como una mera transacción económica. Pero uno de ellos, el único que permanece en Francia, empieza a sentirse culpable, sin saber muy bien por qué. Assayas filma así una acertada reflexión sobre el mundo contemporáneo: la disolución de las identidades nacionales y la creación, gracias a internet y el capitalismo, de una sociedad globalizada que poco o nada sabe de su pasado. En el último tercio de la película, los hijos del protagonista, la tercera generación, celebran una gran fiesta juvenil en la casa, desprovista ya de todos sus muebles, a punto de ser vendida. Es la imagen perfecta de una Francia, de una Europa en la encrucijada. Un espacio vacío en el que uno puede perderse, pero también el lugar para crear un nuevo y esperanzador futuro. La película es ambigua en ese sentido y ahí radica su atractivo. El cine en manos de Assayas es siempre un instrumento esquivo de reflexión.
A favor: La sutileza con la que traza sus metáforas. Es un filme político con el aspecto de un drama familiar.
En contra: El aspecto de melodrama soleado 'a la francesa' de su primer tercio puede desconcertar.