La vida como terreno de juego
por Bibi RamosEl realizador de Rhode Island David S. Ward, que venía de dirigir Una mujer en la liga (con el béisbol como gran protagonista) y Rafi, un rey de peso (con John Goodman como heredero "real" por sorpresa), vuelve a aventurarse en un particular cruce entre deporte y drama con el fútbol americano como cabeza de cartel. Ward logra un eficaz producto de entretenimiento donde, de paso, ensalza valores como la amistad y sin ser una cinta memorable, Lobos universitarios logra sostener el ritmo narrativo y construir unos personajes con entidad.
En la cara no tan positiva de la moneda no deja de ser una película que recurre a estereotipos muchas veces vistos y casi desde el arranque uno ya puede anticipar en qué acabará todo. Su condescencia y buenismo le restan puntos a este relato con atleta inseguro y presionado por sus seguidores y reputación que logra hallar en la amistad y el amor sus principales estímulos.
A favor: Un siempre solvente James Caan, en el papel de entrenador, y la fuerza y buena factura de algunas secuencias en el terreno de juego.
En contra: Su triunfalismo yanqui asentado en tópicos demasiado vistos.