Cruise versus Herzog
por Quim CasasLa historia del cine está repleta de guionistas que pasaron a la dirección porque estaban cansados de ver los destrozos, según ellos, que otros cineastas hacían con sus libretos; la generación estadounidense de Paul Schrader, Terrence Malick, Michael Cimino y John Milius sería un buen ejemplo, aunque el primero tenga poco de que quejarse cuando era Martin Scorsese quien trasladaba a la pantalla sus textos, y el último está aún en deuda con Francis Ford Coppola por lo mucho que hizo con su guión original para 'Apocalypse Now'.
Todo esto viene a cuento de la presencia de Christopher McQuarrie como guionista y director de 'Jack Reacher', la nueva producción de Tom Cruise para auto-lucimiento dentro del género de acción. Si algo no destaca precisamente en esta película es su guión, esquemático y plano más que funcional, con alguna buena salida de todo en los diálogos y poco más. Así que nadie podrá decir nunca que McQuarrie se adentró por los laberintos de la realización harto de que descuartizaran sus guiones: antes escribió los de 'Public Acces' y 'Sospechosos habituales', las dos primeras películas de Bryan Singer –con quien repitió en 'Valkiria', por otro lado su primer encuentro con Cruise–, y sus brillantes planteamientos y resoluciones dejan en nada lo escrito para 'Jack Reacher', adaptación de una de las novelas de Lee Child (de nombre real Jim Grant) centradas en las andanzas de un ex policía militar que viaja por todo el país resolviendo casos anómalos.
El de este filme tampoco lo es tanto: un francotirador del ejército norteamericano es acusado del asesinato de cinco personas en un parque público, pero Reacher se dispone a demostrar su inocencia contra viento y marea. Estamos lejos de 'El héroe anda suelto', la notable ópera prima de Peter Bogdanovich sobre un psicópata que dispara indiscriminadamente sobre blancos humanos. Aquí hay trasfondo (débil) de economía y corrupción. Pero todo eso es lo de menos. 'Jack Reacher' es una película concebida por Cruise para emular algunas de sus peripecias en otra serie de éxito, 'Misión: Imposible', demostrar que aún tiene prestaciones para el cine de acción y dejar caer algunas perlas que uno no sabe bien si tomárselas en serio o en broma; si es lo primero, el tufillo reaccionario campa por sus anchas.
Tiene tics setenteros pero sin nostalgia. Y tiene, sobre todo, a un villano de los que no se estilan en el cine hollywoodiense, no tanto por el personaje en sí mismo –un tipo que se ha pasado media vida encarcelado y que para sobrevivir en condiciones adversas no dudó en comerse los dedos de su propia mano– como por el actor que McQuarrie y Cruise decidieron que lo interpretara, ni más ni menos que Werner Herzog. Aparece siempre –bueno, en dos secuencias– medio envuelto en sombras, lo que permite que se exprese tanto por su característica voz y dicción en inglés –indisociable de la narración en primera persona de sus documentales– como por el brillo realmente perturbador de sus ojos en semi-oscuridad.
Gran hallazgo: Herzog no es un actor –aunque ha cumplido en sus apariciones en filmes de Harmony Korine o Vincent Ward–, sino una auténtica presencia, y de eso se beneficia, aunque sea con cuentagotas, esta película sin alma pero ciertamente divertida, repleta de agujeros de guión –o McQuarrie escribía mejor para Singer o Singer eliminó las imperfecciones de sus libretos–, sin sorpresas dignas de mención ni atmósfera verdadera de thriller, pero que discurre ligera durante sus más de dos horas de metraje.
A favor: Las dos escenas con Werner Herzog y la sensación de que Cruise se ríe a veces de sí mismo.
En contra: Todo resulta demasiado previsible y es un thriller de acción sin atmósfera.