El director Werner Herzog narra en Corazón de cristal una parábola con moraleja, ambientada en una pequeña ciudad de Baviera del S.XVIII en la que la amenaza de la revolución industrial permanece latente.
El cristal rubí, que se elabora siguiendo una antigua fórmula que ha permanecido en secreto durante generaciones, es el recurso más valioso de una pequeña ciudad de Baviera. Sin él, toda su economía se tambalearía. Y eso es lo que ocurre cuando el maestro cristalero muere sin haber revelado la formula a sus aprendices.
El nuevo propietario de la factoría de cristal (Stefan Güttler) comienza a buscar entonces una solución al problema, y terminará recurriendo al pastor Hias (Josef Bierbichler), un hombre singular que asegura tener visiones del futuro. Sin embargo, la respuesta del pastor no es el secreto de la fórmula. Al contrario, vaticina un futuro oscuro y apocalíptico, que cambiará para siempre la forma en la que los habitantes de la ciudad tienen de ganarse la vida: la revolución industrial.
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