Perdónanos nuestras ofensas...
por Covadonga G. LaheraNuestro pan de cada día es un documental con intenciones concienciadoras que con pasmosa frialdad, sin ningún tipo de acompañamiento musical o voz en off, nos muestra la cadena productiva que siguen algunos de los alimentos que diariamente acaban descansando en nuestros platos. Junto a Una verdad incómoda, el documental protagonizado por Al Gore un año después y también con una evidente voluntad concienciadora, podrían programarse ambas en una doble sesión terrorífica sobre el estado de nuestro planeta.
El realizador austríaco Nikolaus Geyrhalter opta por un seguimiento de naturaleza objetivista, un registro documental no personalista y puramente expositivo. Asistimos a varias etapas dentro del macroproceso de industrialización a gran escala donde es denominador común el tratamiento agresivo que se dispensa a campos y animales de muy diversa especie. Los mismos trabajadores involucrados parecen simples piezas que se mueven al ritmo que marca el engranaje de turno. Totalmente deshumanizados. Geyrhalter muestra esa cadena perversa donde hace tiempo que se priorizó la cantidad sobre la calidad y con tal de cumplir ciertos objetivos de ganancia, se implantó el todo vale. Y, en este caso, una imagen sí que vale más que mil palabras.
A favor: La más que suficiente rotundidad de sus imágenes y la conciencia que su realizador tiene de ellas.
En contra: Algunos tiempos muertos. La voluntad "objetivista" del realizador puede sentirse excesiva.