Crítica de SensaCine.com para Cartas desde Iwo Jima: La otra cara de la barbarie

Clint Eastwood decidió contar la misma historia desde dos miradas. La norteamericana, en 'Banderas de nuestros padres', y la japonesa, en 'Cartas desde Iwo Jima'. A pesar de conformar un díptico en el que cada parte es independiente aunque complementaria de la otra, lo cierto es que, curiosamente, 'Cartas de Iwo Jima' se encuentra por encima de 'Banderas de nuestros padres'. Y es curioso y extraño porque aunque Eastwood ha demostrado con el paso de los años que su capacidad para la puesta en escena ha mejorado película a película, también ha dejado claro que su mirada, salvo en excepciones muy concretas, siempre es tendente a un maniqueísmo y a una sencillez (a veces a una gran simpleza) más que evidente y que conlleva que sus películas sean, en realidad, mucho menos profundas de los que en un primer momento se puede pensar. En el caso de 'Cartas desde Iwo Jima' nos enfrentamos a una película muy bella visualmente, en el que cada plano, cada secuencia, esconde una idea, una emoción, algo. Eastwood va preparando a los personajes, y a nosotros con ellos, para que se enfrenten no solo a una batalla, sino también al horror que pronto asolará a su nación. El cine bélico norteamericano es posible que debiera a la Segunda Guerra Mundial una película como esta en la que el soldado japonés es observado no como el otro sino como un sujeto con voz propia, aunque esta sea dada por un norteamericano. Una película excelsa en su construcción visual y que busca una narración más emocional que prosaica.

A favor: Casi todo.

En contra: Que Eastwood no puede evitar el ser, en ocasiones, muy simplista en su mirada.