Crítica de SensaCine.com para La noche de los muertos vivientes: Huis clos zombie

La proliferación en los últimos años de películas de zombies de todo tipo con sus parodias y derivados (fiestas, desfiles...) no ha conseguido desactivar ni un ápice la capacidad perturbadora del film que inauguró (con el permiso de antecedentes como 'White Zombie', Jacques Tourneur y la Universal) el filón de los muertos vivientes en el cine.

La película de Georges A. Romero supuso todo un hito a finales de los años sesenta. Concebida como un film de bajo presupuesto para alimentar los circuitos alternativos, 'La noche de los muertos vivientes' se distanció del cine de terror de aquella época, que concebía el género como una forma de entretenimiento en la que el espectador disfrutaba asustándose. En este film claustrofóbico rodado en un blanco y negro que acentúa el crudo realismo de las escenas más turbadoras no hay resquicios para la diversión. Romero aborda tabúes como el canibalismo, los niños que se comportan como monstruos o el racismo inherente a la sociedad norteamericana sin ninguna concesión. 'La noche de los muertos vivientes' abrió las puertas a esa ola de terror mucho más desquiciado que reinaría en los setenta. Y marcaría un hito al vestir con los ropajes de una invasión zombie uno de los retratos más desasosegadoramente pesimistas de la sociedad norteamericana.

A favor: El sustrato nihilista del film.

En contra: Que alguien te explique el final si no has visto la película.