Confusa, una película confusa a la vez que inquietante, hermosa, excelsa y grandiosa donde las haya en la cual empiezas tu andadura por un camino conocido y seguro para desviarte por otro asimilable y, a continuación, perderte por un mar de confusión pero volver a encontrarte en zona estable y, de nuevo, regresar a un remolino de inesperado viraje y desconcierto y acabar enfrascado en una espiral de impresionante y fascinante confusión de datos técnicos, frases científicas pero molonas de buena apetencia para el oído aunque escaso significado para el cerebro y un montón de giros, tropiezos, caos, ultimátum, esperanza y, volvernos al principio para retroceder y finalizar no se sabe dónde exactamente -aunque, un poco sí-, con la única evidencia segura de confusión cautivadora de modo que, cuando salgas del cine satisfecho, confuso e impresionado con una idea más o menos clara de lo que has visto -pero que nadie te pregunte por ella porque dar una explicación sobre lo acontecido sería prácticamente misión imposible-, tu mente debe hacer acople de retroceso y recordar que la ciencia-ficción es un género literario cuyo contenido gira en torno a hipotéticos logros científicos y técnicos del futuro distinguiéndose, en este punto, del género fantástico que es fruto de la imaginación; también conocida como literatura de anticipación pues muchos de los autores de este campo lograron anticipar diferentes inventos que, con el tiempo, se transformaron en realidad en el mundo que vivimos, ejemplo Julio Verne y sus submarinos y naves espaciales..., y ¡ésto es lo que tenemos aquí!, el Julio Verne del espacio, del tiempo, de la física, de la cuántica, de los agujeros negros, de las galaxias, de la distorsión del espacio/tiempo, de la anomalía gravitatoria, de la realidad cuatrodimensional, de la relatividad..., y un montón de aspectos técnicos difíciles de memorizar, asumir e interpretar que nos hablan de las fabulosas posibilidades infinitas, frenéticas, escalofriantes, impresionantes, incluso histéricas e inconcebibles pues se escapan a tu comprensión, por parte de dos guionistas, Jonathan y Christopher Nolan -también director de esta incatalogable pieza magistral- que han tenido una inventiva maravillosa, sublime, grandilocuente y radiante donde cualquier adjetivo se queda corto excepto el de confusión, una película confusa en la cual en el aspecto técnico y experto de datos te dejas llevar y arrastrar por la sonoridad de unas sentencias, leyes y afirmaciones que suenan apetecibles y posibles en un proyectado futuro pero que, acomplejan a tu mente por desconocimiento, que en el aspecto humano emociona y cautiva tu sensibilidad más tierna y expuesta, que en la escenografía, fotografía y ambientación adquiere un nivel magnífico de belleza y hermosura, amplitud e hipnotismo pocas veces visto donde la armonía seductora de los silencios que le acompañan en espléndida procesión son de una exquisitez indescriptible y, por la cual pasarás por momentos asombrosos, otros desconcertantes, otros pesados, otros lentos, otros de adrenalina pura y otros que escapan a tu acepción actual.
Un "Armageddon" para cambiar de habitáculo planetario que se inicia con una mirada referencial a "Señales", que se traslada rápidamente a un "2001: Odisea en el espacio" de inspiración más poderosa e impactante y con tintes finales dramáticos a "Eternamente joven" donde se ansia la urgente supervivencia -poderoso instinto que nos mueve a todos-, que juega obsesionado con la Ley de Murphy -si algo tiene que pasar, pasará- y que, en medio de tanta tecnicidad, estratosfera, galaxias, dimensiones atravesadas por la gravedad, espacios/tiempos divergentes, múltiples y alternos es el amor, el sentimiento y el deseo de contacto humano la pieza central de esta obra maestra, la que mueve todo su motor y razón de ser en esta poesía de ingeniería y anticipación realizada en imagen pues "no temo a la muerte, temo al tiempo", pues son las sensaciones y emociones que experimentamos, vivimos y recordamos lo que perdura, se anhela y puede atravesar ese desconocido, insondable y tan temido paso del tiempo.
"Somos exploradores..., rabia, rabia de la luz que se esconde"; explora intensamente este filme dentro de todas tus posibilidades, déjate guiar por su luz clarificadora, aquello que se esconde en la oscuridad asúmelo sin discrepancia, soporta con entereza su sentida, y larga, duración pues es necesaria para tanto hecho e información vertida y disfruta como nunca de esa confusión hipnótica, deslumbrante, apasionante..., y todo lo que se quiera que, pocas veces será tan placentera en su magistral visión e inmensa, duradera, perpleja y confusa en su recuerdo.