La ira y la deriva de Bond
por Beatriz MartínezDespués del cambio de era Bond (con la consiguiente búsqueda de un nuevo actor que lo interpretase) que supuso 'Casino Royale' (2006), en la que se intentó realizar una modernización de la saga para acercarla a los nuevos presupuestos del cine de acción actual, la segunda película protagonizada por Daniel Craig comenzaba en el mismo punto en el que terminaba su anterior aventura, después del cataclismo y el impacto emocional tras perder a su nuevo amor, Vesper (Eva Green). Así, 'Quantum of Solace' giraría en torno a la ira de Bond. Y es que en este capítulo se ha convertido en un personaje herido que avanza de manera kamizake, un ser peligroso que no tiene límites a la hora de conseguir lo que se propone.
'Quantum of Solace' es una película más virulenta, pero sin embargo no parece avanzar hacia ningún sitio en concreto, sobre todo por culpa de un guion a la deriva y de una dirección a cargo de Marc Foster (más acostumbrado a moverse en el terreno limítrofe al cine independiente), definitivamente errada. A la película le falta garra, verdadero afán por seguir construyendo al personaje en su nueva anatomía, maneja una maquinaria visualmente atractiva, incluye a un malo a la altura de las circunstancias (interpretado por el gran Mathieu Amalric) y la nueva chica Bond, la ex modelo ucraniana Olga Kurylenko, es todo un hallazgo. Pero, a pesar de la buena ejecución de algunas escenas, 'Quatum of Solace' es una película de aspecto cansino, que incluso parece hecha con desgana para cubrir el expediente.
A favor: La escena de la ópera, la mejor planificada; los exteriores en el desierto, con ese aspecto quemado.
En contra: La constante sensación de que la película va a la deriva.