“Cadena Perpetua” es una película que pese a no ser tan dura visualmente como lo son muchos de los dramas carcelaríos, igualmente se hace sobrecogedora. La vida de un hombre que cambia radicalmente, introduciendose en un mundo desconocido para él donde pasará el resto de su vida encerrado, siendo acosado por unos e intentando pasar desapercivido para el resto. La historia de Brooks, sobrecogedora la manera de ver como el ser humano puede llegar a acostumbrarse a estar en un lugar como una cárcel de máxima seguridad.
Es una cinta carcelaria muy alejada del modelo tradicional de este género, conmovedor film donde se mezclan valores propios del ser humano y que nos enseña de alguna forma que a pesar de las circunstancias por más crueles y adversas que parezcan hay cosas dentro de cada uno que no pueden ser confinadas al olvido. Desde ese primer momento en que Andy llega a la cárcel es libre, no hace parte del sistema, de la institucionalización representada en la rutina y en un estilo de vida donde no existe más que seguir las normas, y es precisamente ahí donde han caído inconscientemente sus amigos pero en Andy hay algo más que un simple hombre arrastrado por un destino que no es el suyo.
Andy nunca se rindió, para el los barrotes y muros no representaban más que un mundo donde el no pertenecía, sembró la semilla de la esperanza hasta en el más condenado de los prisioneros. Les regalo una meta y les dio un ejemplo de que lo que verdaderamente significa ser libres. Por momentos podemos llegar a sentir la tristeza de esa vida y el lento transcurrir del tiempo, sobre todo para alguien que puede ser inocente. Pero no todo es drama, sino que también hay compañerismo y amistad.
Las actuaciones en general, tanto las de los dos protagonistas, Freeman y Robbins que están sublimes, como los secundarios, impresionantes en sus distintos roles interpretativos. Tim Robbins clava al frío, cerebral e inteligentísimo Andy Dufresne, Morgan Freeman no se queda atrás como su gran amigo el casi honorable Ellis “Red” Redding, sin olvidarse de secundarios de lujo como Clancy Brown en el papel de sádico jefe de los guardias, Bob Gunton como cristianísimo y cabroncete alcaide Norton o el veterano James Whitmore como Brooks, el venerable preso que lleva casi 50 años en la cárcel.
En definitiva, nunca esperé ver tanta poesía en un guión, diálogos que quedarán en la prosperidad. Tengo tantos calificativos para describir esta cinta: Genial, Fantástica, Fabulosa, Maravillosa, Conmovedora, Impactante… Y si la considero una de las pocas obras magnas del séptimo arte, es porque hasta el momento me resulta ser la historia mejor narrada en el cine, y que de agregado dispone de uno de los mejores y más bellos finales que haya visto. Obra maestra.