Extremities, en Argentina titulada como Acorralada, en México conocida como Poseída por el miedo o bien en España como La humillación, es una película de 1986 escrita por William Mastrosimone basada en su obra de teatro homónima, y dirigida por Robert M. Young, famoso director de documentales.
Protagonizada por Farrah Fawcett (la ex Los ángeles de Charlie de la serie original y que recibió una nominación a Mejor Actriz en una película dramática por los Globos de Oro, merecidamente por su actuación en este film), como Marjorie, una noche es atacada por Joe (un genial James Russo). Ella logra escapar pero se olvida en el lugar del ataque sus documentos. De esta manera, el atacante conoce su identidad y sabe de su domicilio. Marjorie hace una denuncia en la policía, aunque no parecen muy preocupados en creerle. Es la palabra de ella contra la de él. Por otro lado, no hay pruebas suficientes ni un rostro, ya que Joe la ataca con un pasamontañas puesto. Una semana después, Joe regresa a su casa, pero esta vez para terminar con lo que empezó. Marjorie logra reducirlo, y a partir de ahí, comenzará un juego del gato y el ratón, el cazador y el cazado, pero de manera inversa.
El film plantea el debate de la justicia, toca el tema de la presunción de inocencia, de que hacen falta pruebas para inculpar a alguien, pero también la necesidad del abusado o la abusada de que le crean.
Hay tres personajes principales femeninos bien definidos: Marjorie, atacada violentamente y con ganas de vengarse, Terry (Diana Scarwid), un punto medio en esta situación. Se encuentra entre la espada y la pared, quiere seguir el plan de su amiga pero a la vez está con dudas. Y por último, Patricia (Alfre Woodard), la más coherente en todo este asunto. Cree en la justicia y es fehaciente con sus creencias. No es casualidad que este personaje sea asistente social y tenga cierta empatía por el abusador.
De la misma manera, también son tres los actos bien definidos en este film. La primera parte, el ataque y el intento de violación, la segunda parte, la vuelta de Joe y Marjorie que pasa a ser de víctima a victimario, y por último, qué harán con Joe. Ese será el clímax del film.
Desde el aspecto técnico, es un film realmente impecable, combinando el punto de vista subjetivo, haciendo que por momentos parezca un slasher (sobre todo al comienzo), con algunos planos secuencia y un fuera de campo realmente interesante, sin mostrarnos la identidad de Joe hasta un cierto punto de la narración, haciendo que nos genere intriga.
Maneja una simbología curiosa. En una escena, muestra a un gato con ganas de atrapar a un pajarito encerrado en una jaula, y al poco tiempo, como algo que lleva a otra cosa, Marjorie logra atrapar a su victimario. Deja de ser un pájaro para convertirse en un gato que caza, un felino al asecho.
En definitiva, un film que sin escapar de lo teatral, debido a un sólo decorado y 4 actores que llevan adelante la trama, digno de una obra de teatro (de hecho lo es en parte), está perfectamente ejecutado y muy bien traslado a lo visual, a lo cinematográfico. Pone en tela de juicio cómo funciona la justicia, a veces de manera sumamente injusta. Y a su vez, cómo todo acto de abuso puede pasar a ser algo muy doloroso al punto de querer terminar con eso, aunque sea de manera totalmente violenta. También, nos muestra que cualquier persona puede ser un abusador, incluso si tiene una familia y vida aparentemente normal. Profundiza un poco sobre por qué el abusador hace lo que hace, pero sin llegar a defender semejante acto aberrante para la sociedad y para la víctima.