Escritores de vacaciones
por Diana AlbizuBrad Mirman (guionista de 'El cuerpo del delito') está detrás de la escritura y dirección de esta pequeña película de indisimulado tono telefílmico en la que se hermanan los clichés de dos tradiciones narrativas: la del extranjero que llega a un pueblo remoto y vive diversas peripecias adaptativas hasta que termina por integrarse del todo en la comunidad de acogida, y, por otro lado, la del aprendiz que va en busca de un maestro ya retirado y aburrido de su talento.
Todo eso aquí lo hace el personaje de Joshua Jackson, un agente literario y escritor que recibe el encargo de conseguir que un famoso novelista (Harvey Keitel) retirado en una villa de la Toscana italiana vuelva a sentarse delante de la máquina de escribir. Un argumento inocuo y ramplón en el que no faltan las escenas de choque cultural con la población local, el párroco simpaticón del pueblo (Giancarlo Giannini) ni, por supuesto, el interés amoroso del protagonista. Por variar la fórmula, no se trata de una joven autóctona, sino de la hija del escritor estadounidense, encarnada por Claire Forlani y sus ojos insoslayables; detalle sin importancia, pues todos los lugares comunes del enamoramiento y su desenlace podrían haberse aplicado exactamente igual de no ser así. Del mismo modo que la aséptica historia podría desarrollarse sin apenas cambios en la Toscana, la Irlanda profunda o una aldea de Uzbekistán: los personajes de Jackson y Keitel seguirían siendo igual de improbables.
A favor: La escena de ensueño musical con Elvis de fondo.
En contra: La factura televisiva resta ambición visual y narrativa.