La película ha sido una producción costosa: 11 millones de euros, 9 de ellos gastados en Escocia, lo que la convierte en la película más cara de la historia del cine escocés. El largometraje ha tardado en estrenarse: primero se esperaba su premiere en Cannes del año pasado, después en Venecia y Toronto. Y es que Sylvain Chomet se toma su tiempo para perfilar hasta el más mínimo detalle. Finalmente fue en Berlín 2011 cuando 'El Ilusionista' se presentó por primera vez al público.
Aunque no figuren en los títulos de crédito, participa el dúo formado por Jérôme Deschamps y Macha Makeieff, fundadores del corrosivo espectáculo 'Deschiens', que sirvió como fuente de inspiración. Deschamps administra desde hace años la herencia de Tati a través de su compañía 'Las películas de Mi Tío'. Sobrino del realizador, jugó un papel preponderante a la hora de aconsejar a Chomet en el desarrollo del film.
Sylvain Chomet admite su admiración: "Me echaron una mano. Verdaderamente fue una delicia tenerlos cerca de mí, porque es una película que duró mucho tiempo, fue muy costosa. Es gente a la que respeto muchísimo y me concedieron una confianza total hasta que terminé el film".
En contra de la moda imperante en el mundo de la animación de que todo ha de hacerse en 3D, Sylvain Chomet reivindica las dos dimensiones como una elección artística. Así lo explica el productor Bob Last: "Esta película es un reto inmenso desde el punto de vista técnico y creativo. Además, en términos de animación hemos puesto mucha atención en los personajes y en cuidar hasta el más mínimo detalle".
Fue la hija de Jacques Tati, Sofia Tatischeff, también realizadora, la que le envió un guion inconcluso a Sylvain Chomet. Sofia era una entusiasta admiradora de 'Bienvenidos a Belleville' y fue ella también quien se puso en contacto con el productor Didier Brunner para lanzar el proyecto. De esta manera, Chomet se vio legitimado por la familia Tati para realizar la película.
Conocía muy bien el cine de Tati, pero temía ser aplastado por su figura, por su inteligencia y carisma. "El cine de Jacques Tati siempre ha formado parte de mi vida", reconoce. "Retoqué solamente el 30 % del guion, sobre todo aquellas escenas que estaban menos desarrolladas e intenté mantener el espíritu lo más respetuosamente que pude".
Así como 'Bienvenidos a Belleville' estaba construida alrededor de una atmósfera barroca particularmente densa (en parte debido a la ambientación y a la época en la que se inscribía), Sylvain Chomet quiso aquí recrear un universo basado en la simplicidad. El realizador recuerda la dificultad que tiene contar una historia "de una sencillez aparente", en la que hay muy pocos planos (alrededor de 400) y una ausencia casi total de diálogos.