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    2,5
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    Bajo el yugo del padre

    por Diana Albizu

    Adaptación de un libro publicado en 1938 por el escritor holandés Ferdinand Bordewijk, representante de la Nueva Objetividad, que lidia con la complicada relación entre un joven humilde que descubre ser el hijo bastardo del recaudador de impuestos local de Rotterdam, quien no le reconoce como hijo suyo y lo desprecia. La novela y la película siguen la vida de Jacob Katadreuffe (interpretado por Fedja van Huêt) durante varios años, desde la infancia hasta que la aparición de un cadáver con un cuchillo en el pecho lleva a que sea detenido como sospechoso del asesinato; el cuerpo es el de su padre, Dreverhaven (Jan Decleir). Conoceremos su historia a través de flashbacks mientras él narra a los inspectores de policía su complicada trayectoria vital y todos los problemas que tuvo que superar para salir de la pobreza y convertirse en un abogado de éxito.

    No es de extrañar que la cinta dirigida con pulso por Mike van Diem (suya es también la adaptación del libro original) ganara el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa en 1997, pues tanto su desarrollo directo como la historia de obstinada superación personal del sufrido protagonista casan a la perfección con los estándares del cine comercial hollywoodiense cuando quiere engolar la voz. El film no es ajeno a recursos de guión como discursos motivadores o personajes que aparecen para servir de ayuda ocasional, pero al menos el desagradable maniqueismo que sobrevuela toda la esquemática odisea del perfecto Katadreuffe, siempre torpedeado por su malvado padre, termina siendo puesta en cuestión por el propio relato con una de esas conclusiones con apariencia de happy end que en realidad tienen un significado profundo mucho más amargo.

    A favor: El trabajo de ambientación en una Rotterdam de los años 20.

    En contra: Nada llama la atención en el desarrollo de una película completamente académica.

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