Bien, llegado el momento, acabo de venir del cine, y coincido en que el mundo ha cambiado, y sin duda los herederos de la generación de Gran Hermano que jamás leerán una novela calificarán este artificioso engendro de goma espuma como obra maestra. Cuando películas con menos dosis de acción (¿o habría que decir sobredosis?) como Thor o Los Vengadores están mucho más equilibradas y su guión está bastante, pero que bastante, más trabajado que esta refundación en su mayor parte fállida de Zack Snyder.
Desgraciadamente, Superman se aproxima mucho más a Iron Man 3. Desgraciadamente para los que nos gusta el buen cine y la buena lectura –sí amigos, hay que leer novelas, como, por ejemplo, la de Robert Graves, Yo Claudio, que están repleta de ritmo y te hablan de poesía e historia etrusca, de traiciones y muertes, de toda una psicología oculta en la que los diabólicos maestros que la crearon fueron cayendo envenenados.
Sí, amigos, en los libros hay vida. Y en los viejos tebeos también. Mucho me temo que mi mensaje se extinguirá en el silencio de un desierto repleto de sordos.
Si yo voy a salvar la Tierra, no me cargo una ciudad entera, repitiendo episodios del 11-S y aviones cayendo por doquier –ni los pobres satélites se libran. La goma espuma digital de las últimas batallas pierde su efervescencia cuando ves el duodécimo edificio cayéndose. El decimotercero casi te da risa. Si amigos, el exceso es malo. Me encanta el chocolate, pero prefiero probarlo poco a poco y cuando quiero, no ahogarme en un lago de chocolate.
El gran problema de Superman radica, en el fondo, en la sustitución de las viejas historias escritas de siempre por los videojuegos. Cuando más explosiones, mejor, cuando más bestia sea un puñetazo y más veces se repita, mejor, cuantas más veces atraviese Superman un edificio, camiones, gasolineras (un momento, parte de esas ideas ya estaban en las viejas películas de Christopher Reeves. ¿Pero, quien se acuerda de los años setenta?)
Es decir, la moda es transformar una película en un videojuego y "sanseacabó".
Claro, cuando se trata de una obra maestra, ¿qué importa que nuestra amiguita Louis Lane aparezca en el momento cumbre de la película como si tuviera ella misma superpoderes y pudiera viajar a la velocidad del rayo, después de que superman y el siempre excelente Michael Shanon se han estado atiborrando a patadas, puñetazos cósmicos, atravesando mil y uno edificios, saliendo hasta la estratosfera para volver a caer en lo que parece ser un Museo de ciencias naturales...¡y allí acaba de llegar ella! Como si nada. Obra maestra, maravillosa obra maestra hecha para cerebros mutantes que solo se activan con las explosiones y los pumba pumba.
¿Original? Los animalitos alados en los que viaja Russel Crowe en su planeta los vimos ya en Avatar, y por supuesto, en los infames Hobbits. Las maquinitas y naves diabólicas de Krypton parecen sacadas directamente de Matrix (¿que hace allí el buen Lawrence Fishburne? Y por cierto, ya me gustaría a mi morir como Russel Crowe y hablar directamente a Louis Lane, después de muchos años.
El tratamiento de los tiempos es bastante penoso. Hay una nave que tiene un hielo encima de 18.000 años y que proviene de Krypton, y nuestro amigo Superman la conoce.
En fin, cosas de las obras maestras.
¿Qué mas da si hay más mamporros digitales de los que la mente de un espectador pueda procesar? Una hamburguesa Chef es sólo una hamburguesa, un poco más sabrosa. Pero el mundo de los que se asombran con estas obras maestras nos empuja a que todos los días vayamos a un McDonalds a comer.
¿Las cosas buenas? Quizá Kevin Costner y Diane Lane y las aventuras de un Clark joven, la secuencia de la plataforma –después de un principio kriptoniano decepcionante–y poco más.
Tampoco voy a hablar de la protagonista. Es extraño, pero Superman adolece de cierta maldición. A mi me gustó más Superman Returns. Pero fijaros qué películas protagoniza ahora Brandon Youth...y lo que le está ocurriendo a la carrera de Bryan Singer...en fin.
¿Y donde se ha metido Clark Kent, el reportero? No digo más..
Por cierto, aunque dista de ser una película redonda, es mucho más estimulante la última de Brad Pitt, Guerra Mundial Z. Sí amigos, estuve allí muy cerca del buen Brad en carne y hueso...