Una batalla ganada
por Virginia MontesDesde que Dreamworks debutara en el campo de la animación con Shrek, y consiguiera ese gran éxito de taquilla, su especialidad ha sido seguir la senda de ese tipo de trazo un tanto simplista y grotesco, de humor fácil, muy infantil y casi caricaturesco. Sin embargo, gracias a Cómo entrenar a tu dragón, la productora entraba definitivamente en otra liga, y conseguía su mejor película hasta la fecha: una imaginativa, casi poética aventura fantástica mucho más adulta y reflexionada, basada en el imaginario de la autora infantil británica Cresside Cowell.
Los responsables de esta pequeña maravilla, Dean Deblois y Chris Sanders, ya consiguieron en su momento sorprendernos gracias una de las películas Disney más atípicas que se recuerdan, Lilo & Stitch (2002) y, tras desavenencias con John Lasseter, sus respectivos talentos fueron a parar a la competencia. Cómo entrenar a tu dragón es una pequeña maravilla, cuidada en cada uno de sus detalles, especialmente el diseño de los personajes y el de los dragones, pero también consta de un guion meticuloso, que incluye una progresión dramática perfectamente hilada y se encuentra impregnado de una sensibilidad muy particular.
A favor: Un clásico instantáneo.
En contra: Casi nada.