Los traumas de Irak
por Paula Arantzazu RuizAprovechando el empujón que le proporcionó el éxito de ‘Crash' (2006), Paul Haggis, otrora guionista de Clint Eastwood, se acerca a las secuelas de la guerra de Irak en la que es ya la enésima representación de una contienda llamada a ser el nuevo Vietnam cinematográfico. Menos operística que su película anterior, aunque por ello no con menos hondura moral, Haggis dibuja un Estados Unidos crepuscular (la imagen con la bandera invertida proporciona la clave del tono del filme) y cansado, un país polarizado entre la figura de Tommy Lee Jones, un anciano ex militar, y Charlie Theron, una policía a la que casi nadie se toma en serio, por tanto, un pasado sin orientación en el presente y un futuro en el que pocos creen. El retrato no es halagüeño, pero el cineasta no pretende denigrar de sus fronteras. Todo lo contrario. Haggis es un patriota, de los que creen que la nación no es un acontecimiento público y pomposo, sino una red privada de emociones.
A favor: el tono crepuscular de la historia.
En contra: es difícil comprender el exacerbado patriotismo estadounidense.