Heridas de guerra
por Israel Paredes'La vida sin Grace' narra cómo Stanley Philipps (John Cusack) recibe un tremendo golpe con la noticia de que su mujer, soldado en Irak, ha fallecido. Incapaz de poder transmitir la noticia a sus hijas, decide emprender una suerte de viaje con ellas con el fin de poder hacer más fácil las cosas tanto a ellas como a él en el momento de comunicarlas la noticia. Una especie de regalo a sus hijas: unos instantes de inocencia antes de enfrentarse a tan dura noticia. La premisa de la película escrita y dirigida por James C. Strouse le permite el poder trazar una narración sencilla, comedida, sin demasiados ornamentos, directa, atenta a los actores, a sus sentimientos, a sus palabras. Busca el evitar los lugares comunes, el excesivo sentimentalismo. Y solo lo consigue a medias. La premisa de la película no tarda en agotarse: da la sensación de que la idea era más valida para un mediometraje para que para un largo, y eso que dura escasa hora y media (que aburre al final). Sería sencillo acusar a 'La vida sin Grace' de jugar con las emociones; pero también lo sería decir lo contrario, acusarla de fría, de distante, de cobarde a la hora de afrontar ciertos temas. En ambos casos, posiblemente, estaríamos en lo cierto. La cuestión radica en que la validez de una propuesta como la de Strouse están muy sujeta al espectador, a cómo reciba la historia. Porque el director ya se encarga de mantenerse al margen mediante un estilo tan neutro que al final acaba siendo insignificante. Clint Eastwood, al ver la película, se ofreció a componer la banda sonora. Le gustó y eso que apenas tiene que ver con sus propuestas visuales (aunque en gran medida sí argumentales), y se decidió por una música muy minimalista que acompaña a las imágenes de manera perfecta. Posiblemente, incluso ayuda a que la película posea un mayor interés. Pero en general, 'La vida sin Grace' naufraga aunque no incomoda. Y quizá, este es su punto más débil: que en su comodidad acaba abrazando aquello de lo que en apariencia quería alejarse.
Lo mejor: los actores y ciertos momentos de guion.
Lo peor: que la idea de inicio acaba siendo tan redundante que su interés desaparece.