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palotes
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5,0
Publicada el 25 de septiembre de 2010
Le doy un 10 a esta película. El director ha hecho de esta película su película, en lugar de hacer otra versión más de Robin Hood ha contado su vida y cuando ya queda media hora para que termine, es cuando empieza la leyenda de Robin Hood. Russel Crowe está fabuloso en su papel lo mismo que C.Blanchett. Qué sitios, qué localizaciones, qué efectos especiales tan bestiales, se nota que se han gastado la pasta y el resultado es una bonita película de aventuras para todos!
Toque fresco a la historia de la mano de Scott y Crowe. Diferente, traicionera, acción a veces sangrienta y ritmo honorable algo pausado. Digna busqueda de paz, justicia y lealtad. Deja ver una versión justa y perfectamente real.
7.154 usuarios
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2,0
Publicada el 10 de agosto de 2010
En su momento prometí que tras verla opinaria, así que cumplire el compromiso. ¡Lo dicho! No sorprende en absoluto. Robin Hood no era un gerrero alzado en armas cual "Gladiator". El cuento/la lleyenda contaba que defendía a los pobres e indefensos del pueblo contra los burgueses escondido en el Bosque de Sherwood y de Barnsdale. Errol Flynn ya se mostró como un increíble Robin de los bosques y ni que decir tiene la version de nuestro entoces atractivisimo Kevin Costner y nuestro Morgan Freeman, un actor que eleva la calidad media de cualquier película en la que participa. Resumiendo amigos, no sorprende, es un poco más de lo mismo y tal vez se excede en medios para la historia tan simple que cuenta. Demasiadas escenas de acción y poca enjundia dramática.
Festival del torso sudado. Robin Hood convertido en héroe de video juego. Gladiator reloaded sin el esfuerzo esteta de aquella. Vaya: que no me ha gustado. Aunque los títulos de crédito finales molan.
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3,0
Publicada el 16 de mayo de 2010
Aun recuerdo con bastante agrado, cuando allá por el año 2000, fui a ver a los cines Serrano, uno de los grandes cines de una sola sala de Valencia, la película de Gladiator. Fue una de esas películas que se te quedan en la memoria. Hoy 10 años después, actor y director, repiten en el cine épico y de aventuras. Y como ya se hizo en El rey Arturo (2004), nos lo hacen mostrándonos los orígenes y el porqué de la leyenda. Pero a este largometraje de Robin Hood aunque ameno y entretenido, que se ve sin dificultad, le noto a faltar algo de épica, algo de alegría también, quizás sea por qué estamos acostumbrados al Robin Hood, que combate en los bosques, y no nos lo imaginamos en grandes batallas multitudinarias. Para resumir: largometraje para pasar dos horas entretenido.
¿Cómo llego Robin Hood a ser Robin Hood, el proscrito, junto a sus "alegres compañeros"?
Esa es la historia que nos cuenta la nueva película homónima dirigida por Ridley Scott, en la que la acción y el drama se entremezclan con un contexto histórico que recupera a personajes como el príncipe Juan, Leonor de Aquitania --su madre--, Isabel de Angulema --su mujer--, William Marshall --uno de los nobles de la corte--, y Allan A'Dayle --uno de los proscritos de Robin--.
Dejando a un lado algunos aspectos narrativos de la historia en la que la película puede hacerse un poco lenta, la acción y las aventuras entretienen lo justo para hacer pasar un buen rato. Es la forma de lograr que 140 minutos se pasen volando, disfrutando de la historia previa y las primeras motivaciones de Robin Hood.
Ridley Scott es un buen director que perdió el mojo hace tiempo. Sí, ha tenido atisbos de grandeza en alguna producción más o menos exitosa, pero la tónica general ha sido la decepción constante. Sus películas presentan una producción formalmente exquisita pero adolecen de una escasez de fondo realmente preocupante, hasta como en esta ocasión llegar a rozar literalmente el ridículo más absoluto. La historia que nos habla de los orígenes supuestamente realistas de la leyenda carece de profundidad, de aristas, de tensión dramática, lastrada como está por la necesidad de anclar el mito en el territorio de las emociones concretas sin haber diseñado previamente y con acierto una personalidad contundente y creíble que les sirva de soporte. Russell Crowe es solo una sombra de aquel “Gladiator” al que parece querer emular sin la fortuna de antaño, y su historia de amor con Marian, interpretada por la habitualmente excelsa Cate Blanchet, hace trizas cualquier esperanza de asistir a un auténtico intercambio sentimental. Todo suena a tópico, a insufrible cliché, tanto en las confesiones íntimas como en las más grandilocuentes manifestaciones libertarias, y la cinta definitivamente naufraga cuando se juega su última carta en una apuesta estrafalaria que nos remite a los dos últimos grandes desembarcos del cine (“Salvar al Soldado Ryan” y “Banderas de nuestros padres”), ambos procedentes de la factoría Spielberg. Sin alma, sin fuerza, sin resortes realmente dramáticos, sin sarcasmo, la aproximación al legendario personaje no arroja una nueva o refrescante lectura del mismo sino que, por el contrario, reafirma el imaginario dominante despojándole del encanto aventurero que sí supieron concederle el gran Errol Flynn o más recientemente el hoy tan denostado Kevin Costner. Es triste que se invierta tanto en arcos para que las flechas solo alcancen a dar en la diana del tedio y la total autocomplacencia de un creador que continúa buscándose a sí mismo, tratando de recuperar el duende a través de obras tan poco inspiradas como ésta.
Me encanta Rusell Crowe, el actor protagonista de esta nueva revisitación de la clásica historia de Robin Hood. Desde que lo vi en Gladiator me quede impresionada, por su fuerza interpretativa y vitalidad. En esta ocasión de Robin hood sigue teniendo su carisma y su fuerza y la facilidad de enamorar al espectador. Aparte de mi admiración hacia el señor Crowe, tengo que destacar de la cinta que las peleas están logradas y la película en general bien ambientada en la época aunque sigo prefiriendo después de verlas la versión de Kevin Costner, a pesar de que era bastante peor actor, y la inolvidable música de Bryan Adams, que me impactaron muchísimo más en su momento. En cualquier caso, romanticismo y peleas épicas, divertidas y muy entretenidas para todos los públicos, lo cual no es poco.