La documentalista Camila Guzmán Urzúa, hija del director Patricio Guzmán, vivió la década de 1970 y 1980 en Cuba, tiempo no muy posterior a la revolución de Castro en 1959. Esa época es denominada por los historiadores como los "Años Dorados" del país. Guzmán hace uso de ese nombre para referirse a la experiencia de su convivencia, la de su familia y amigos que crecieron en un ambiento de lujo desenfrenado y felicidad.
Ahora, en el año 2005, quince años después de su emigración de la isla, Guzmán vuelve a su país natal con una cámara en mano para capturar su "regreso a casa" que conforma el documental "El telón de azúcar". Los contrastes entre los recuerdos de Guzmán y la realidad de la Cuba contemporánea forman el grueso del film, ya que las imágenes se enfrentan al director y la audiencia de un país casi completamente asfixiado por el peso del empobrecimiento. A medida que la película avanza, Camila comienza a ponerse en busca de la localización de sus amigos de la infancia que aún residen en La Habana. El conjunto de imágenes, relatos y contrastes transmiten un patriotismo agridulce por la tristeza de la caída del país.