Entre la grandilocuencia y lo sublime
por Virginia MontesPor si no había dejado claras sus ínfulas megalomaníacas y su afán de demostrar que es el último pope destinado a convertirse en adalid de la imagen cinematográfica, Zack Snyder nos ofrece ahora 'Sucker Punch', una auténtica locura visual que, como suele ser habitual en él, pretende ser tan genial, que termina convirtiéndose en indigesta.
La película se introduce en diferentes niveles de realidad, practica la subversión genérica, mezcla disciplinas y se mueve entre los contornos del cómic y sobre todo del mundo del videojuego. En realidad, la película se configura como una partida, en la que las protagonistas de la función van adquiriendo poderes y pasando de nivel, destruyendo a sus enemigos y afianzando lazos de unión entre ellas. Hay violencia, servidumbre sexual y un discurso machista bastante acentuado. Por una parte agradecemos ese "todo vale" del que hace su motor de arrastre, su espectacular imaginería estilística, su inconsciencia, pero también termina por cargar su grandilocuencia, así como resulta inevitable reconocer que la narración no se sostiene por ningún lado.
A favor: La elección de las canciones, siempre relacionadas con cada nivel en el que se adentran las guerreras protagonistas. Un detalle maravilloso.
En contra: El estilo tendente a la pedantería de Snyder, que siempre bordea lo sublime y nunca consigue alcanzarlo.