La ciudad de Warlock está amenazada por una banda de matones, lo que lleva a los habitantes a contratar los servicios como agente de la ley de Clay Blaisdell (Henry Fonda), un famoso pistolero. Blaisdell aparece en Warlock acompañado por su amigo Tom Morgan (Anthony Quinn), un jugador tramposo que actúa como inesperado guardaespaldas de la vida y reputación del vaquero. A ellos se une uno de los matones reformados del pueblo, llamado Johnny Gannon (Richard Widmark), que se había ofrecido para ejercer de sheriff oficial y actúa como adjunto de Blaisdell. Juntos empiezan a hacer limpieza entre los pistoleros que se esconden en la ciudad. Hasta que un día llega a Warlock una mujer que asegura que Blaisdell y Morgan han asesinado a su prometido. Todas las cartas que están encima de la mesa parecen indicar que una masacre se avecina.