No se puede negar que este reinicio de franquicia, de la mano de Marc Webb y compañía, no tuvo los mismos beneficios encontrados, en su momento, por Sam Raimi, pero no le faltó ambición ni tampoco talento para hacer frente. Así, nace The Amazing Spider-man, un film que, lejos de la acogida y la espectacularidad como mayor encanto de la primera adaptación de este superhéroe, encuentra su camino a través de la simplicidad de su narración, a la par de la complejidad de la característica afectividad del protagonista.
Se nos vuelve a narrar la misma historia, ya conocida por la mayoría de los aficionados del cine y más que comprendida por los amantes del cómic. Peter emprende una intensa búsqueda hacia la verdad que se halla envuelta en el pasado de sus difuntos padres, y a partir de ese hecho, se desenvuelve una historia bien acompañada, que no es ni lenta ni muy rápida, sino que avanza con lo justo, haciendo que conozcamos con precisión a Peter Parker bastante más jovial, rebelde y carismático que el de Tobey Maguire, a la vez que se nos presentan a los personajes de turno, que tanto Emma Stone (Gwen Stacy) como Rhys Ifans (Dr. Curt Connors/Lizard) le dan un toque esencial a una trama que tiene tiempo de ser romántica, dramática y entretenida a la par.
Siendo justo, The Amazing Spider-man no tiene la elegancia de la adaptación de 2002. Tal vez por un tema de nostalgia, o por la afinidad que uno encuentra con el pasado, pero esta obra no se acerca a ese nivel. Digamos que, apenas, le toca los talones. Pero si hay algo que por mucho se agradece de este reinicio, es por su fuerza argumental, que sí se deja apreciar bastante más gracias a que conocemos mucho acerca de la vida de Peter y de los secretos ocultos bajo la Corporación Oscorp (la identidad por excelencia que ha dado de qué hablar durante tantos años en los cómics del trepamuros). The Amazing Spider-man tiene una profundidad más clara y notoria, porque intenta serle fiel a su protagonista desde sus raíces, y aunque ello conlleve una obra no tan llamativa visualmente como la de Sam Raimi (esto no quiere decir que no hayan momentos de buena acción), esta cuenta con una custodia narrativa mayormente abarcativa y pronunciada, y de por sí, con un reparto que sin dudas incumbe en sus papeles. Spider-man de Raimi tuvo la ventaja de ser la primera de todas las adaptaciones del lanzaredes y, en su haber, uno de los mejores villanos de todo este género (el fantástico Green Goblin de Willem Dafoe), pero con creces, The Amazing Spider-man es más profunda, así pongamos tontas excusas como las de Peter Parker andando en patineta, un extraño atuendo de Hombre Araña o una personificación del Lagarto para nada similar a la del cómic.
En conclusión, este reebot tiene presencia y presentación a medidas justas y necesarias. Quizá sea la película del héroe arácnido que menos llama la atención por su bajo y no tan resplandeciente perfil, pero a fin de cuentas, tiene pequeñas pizcas de todo lo bueno que hacen a un film de este superhéroe uno entretenido, dinámico y propuesto a generar una narrativa que tenga sustento en años posteriores.