Crítica de SensaCine.com para The Amazing Spider-Man: Teen Wolf en Disneylandia contra el cocodrilo que se comió al Capitán Garfio

Tras la negativa de Sam Raimi y Tobey Maguire, director y actor de la encomiable trilogía 'Spiderman' (2002-2007), de proseguir poniendo en escena las funambulistas aventuras del hombre Araña, Marvel Entertainment decidió cortar por la tangente y, en vez de intentar resucitar el proyecto con un improbable 'Spiderman 4', decidieron volver a partir desde cero (desde menos que cero, en realidad), creando este reboot que retrotrae la etapa estudiantil de un jovencísimo Peter Parker, creando una especie de comedia de instituto en la que uno de los protagonistas acaba por convertirse en un superhéroe; siguiendo una línea dramática similar a la aparecida en los cómics "Ultimate Spiderman" (2000) del escritor Brian Michael Bendis y el dibujante Mark Bagley, aunque con una diferencia cualitativa importante: introduciendo el vital personaje de Gwen Stacy y dejando, suponemos, el de Mary Jane Watson para el de las películas posteriores.

Así 'The Amazing Spider-Man' es una película que se presenta dividida en dos partes bien diferenciadas. La primera recorrería las andanzas de Peter Parker como nerd de instituto, enamorado del bellezón de Emma Stone y atormentado por la desaparición de sus padres, que empieza a sufrir las consecuencias de la picadura de una araña radioactiva con los resultados que todos conocemos -el mayor hándicap de la película es precisamente ese: cómo sentirse interesado por una historia cien veces contada-. Con ese fin los productores contrataron para dirigir el entuerto a Marc Webb, un cineasta que con '(500) días juntos' ya demostró cierta sensibilidad a la hora de retratar los amores juveniles. El resultado, sin embargo, es descorazonador, sino mortalmente aburrido (lo peor que le puede pasar a una película de superhéroes), en la línea de un 'Teen Wolf' del Siglo XXI -¡hasta juega a basket!-, más acertado en sus fraseos cómicos que en el contexto dramático dibujado. Es tal la deriva que incluso hay una escena directamente horripilante: la de Peter Parker probando sus nuevos poderes balanceándose con cadenas en un almacén del puerto.

Por suerte la segunda parte de la cinta anima el cotarro con mucho más gracia, fluidez y energía entálpica. Una vez Spidey se pone el traje y empieza a cazar bandidos es cuando todo el aparatoso mecanismo espectacular de MARVEL + Sony da sus frutos más jugosos. Por un lado porque enfocan el baile aéreo de Spider-Man como si tratara de una atracción de Disneylandia: una película pensada para cines IMAX (y el repulsivo 3D), donde cada nuevo balanceo en telaraña produce el suficiente vértigo cómo para dar por válida la experiencia estética. Y segundo porque a Webb, contrariamente a lo esperado, parece seducirle más la relación héroe-villano que el romance teen entre Peter Parker y Gwen Stacy. Y es que aunque el Lagarto no sea el malvado más recordado de los cómics de Spider-Man -donde siempre primarán el Duende Verde, Doctor Octopus, Venom o Kingpin-, lo cierto es que cobra una sólida entereza dramática de la que se benefician las nutridas secuencias de acción del film (el ataque en las cloacas probablemente sea la mejor de ellas).

Por todo ello 'The Amazing Spider-Man' gusta más por lo que promete que por lo que acaba dando de sí. Tiene aciertos indudables, como el presentar sin tapujos el cuerpo magullado y herido de Peter Parker cada vez que vuelve a casa tras una de sus semi-desastrosas aventuras, saber focalizar con corrección el rechazo-admiración que los neoyorquinos sienten por Spider-Man (ejemplificados en el personaje del Capitán Stacy) y una última secuencia de acción que da ciertas esperanzas para la próxima 'The Amazing Spider-Man 2'. Pero no parece suficiente como para justificar los más de 120 minutos que dura la obra. Antes pensaba que Webb lo tenía difícil para superar 'Spider-Man 2', ahora estaré agradecido si es capaz de compensar los errores de 'Spider-Man 3'.

A favor: Emma Stone. Aunque eso es una filia.

En contra: La primera hora que no la salva ni el gran Martin Sheen.