Poppy (Emma Roberts) es una joven de 16 años cuyos padres le consienten todos sus caprichos y deseos. A pesar de poder gastar lo que quiera con su tarjeta bancaria y estar rodeada de gente a todas horas del día, ella no está contenta con su situación familiar, por lo que intentará por todos los medios que la gente la comprenda. Entonces, su padre (Aidan Quinn), harto de ella, decide mandarla a un internado en Inglaterra.
Poppy se ve inmersa en un universo que no es el suyo: con toques de queda, severas guardianas y deporte por obligación. Bajo la vigilante mirada de la directora (Natasha Richardson) y rodeada de nuevas amigas, Poppy deberá reconocer que sus malos modales no llegarán muy lejos en este nuevo ambiente. Pero el hecho de que vaya a convertirse en una auténtica señorita no significa que no pase la mayoría del tiempo intentando quebrantar el sistema.
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