El atracador de bancos John Dillinger fue el criminal más buscado por el FBI durante La Gran Depresión, al mismo tiempo, era el héroe de la atormentada población estadounidense de la época. En este sentido, Michael Mann dice que "Se convirtió en una especie de representante de la gente maltratada por la Depresión". Todo en los escasos 13 meses que duró su carrera, pues el 22 de julio de 1934 fue acribillado a balazos. Para contar su historia, Mann ha basado el guión en la novela "Public Enemies" de Bryan Burrough.
Uno de los principales retos del director era "conseguir que el año 1933 cobrara vida, que estuviera tan vivo como el 2009 para nosotros". Para que su actor principal transmitiera esto, Mann hizo que Johnny Depp viera y tocara la ropa y pertenencias de Dillinger, que visitara los lugares frecuentados por el "bandido caballero" y que manejara las armas que éste había usado.
Rodaron en tres de los lugares en los que Dillinger se enfrentó con el FBI: en la cárcel del condado Lake, de donde el atracador huye estrepitosamente; el tiroteo en la posada Little Bohemia, que ahora es un restaurante; y la avenida del Cine Biograph, que tuvieron que someter a una enorme transformación. Pero el tiempo no ha pasado en balde para muchos de los sitios donde se ambienta la historia, por ello necesitaron 114 decorados diferentes para suplir las localizaciones imposibles de adaptar.
Este es el quinto film en el que Dante Spinotti trabaja con Mann como director de fotografía. Según cuenta, han evitado expresamente convenciones de las películas de época, como los filtros o el envejecimento de los objetos. ¿Cuál ha sido entonces la fuente de inspiración? "Imaginé que estaba allí en aquel momento", dice Spinotti. Quizá este compromiso con la vanguardia explica que la película haya sido rodada con los últimos modelos de cámaras HD, apostando fuerte por el inminente cine digital.
El diseño de peluquería, maquillaje y vestuario también ha salvado los tópicos de los años 30. No han idealizado la estética, pues en realidad los efectos de la crisis económica hacían que los peinados y la ropa del momento fueran sobre todo prácticos. Entre las mujeres estaba muy de moda llevar labios y uñas pintados de rojo; pero la costumbre era besarse poco: "El carmín era caro y ellas intentaban que les durase el mayor tiempo posible", explica la responsable de maquillaje Jane Galli.
El asesoramiento y la ayuda del FBI tuvieron mucho que ver con la verosimilitud del film. El experto en armas Dale Shelton enseñó al equipo, entre otras cosas, a manejar fusiles mucho más pesados que los actuales. Por ejemplo, los utilizados por Dillinger y sus compinches pesaban alrededor de 50 kilos. "En esa época, nadie sujetaba el arma con ambas manos, se usaba sólo una. La posición del cuerpo tampoco era la misma que la actual. Como cualquier técnica, ha evolucionado con los años", cuenta el agente de la policía federal.
No es la primera vez que el carismático John Dillinger es llevado a la gran pantalla: el primero en hacerlo fue Max Nosseck en 1945. El personaje volvía en los 70, unos años muy dados a reflejar el gansterismo americano de la época (véase 'Bonnie and Clyde' o 'Bloody Mama'), cuando John Milius dirigía 'Dillinger', con Warren Oates. Y, en la pasada década, 'Dillinger and Capone' relacionaba a los dos malhechores más célebres de América.
La vida de algunos de los colegas del "bandido caballero" que aparecen en el film también ha dado para muchas horas de metraje: por ejemplo, las andanzas de Baby Face Nelson (Stephen Graham) dieron a Don Siegel para toda una película en 1957 y, entre otros, Scott P. Levy en 1995 volvía a retratar al personaje. Además, si todo llega a buen puerto, Mickey Rourke será el próximo en interpretar al gánster, acompañado de Gary Oldman haciendo de Dillinger en 'Pretty, Baby, Machine'.
La frase pronunciada por John Dillinger (Johnny Depp) "Estamos aquí para llevarnos el dinero del banco, ¡no el tuyo!" la dice exactamente igual Robert De Niro en 'Heat', película que Michael Mann realizaba en 1995. Además en el clásico de Arthur Penn sobre otros famosos fugitivos, 'Bonnie and Clyde', se decía algo muy similar: en uno de sus atracos, Warren Beatty preguntaba a una víctima si el dinero era suyo o del banco.