“Black Panther”: la primera ficción de Marvel Studios que retrata con seriedad y sensibilidad parte de nuestro mundo
Bien podríamos estar en frente de “La Cinta” del MCU, en virtud de su frialdad por el entretenimiento artificioso o la narrativa fantástica como eje argumental, anteponiendo una homogénea crítica sobre la raza, el caos social, el feminismo, el poder, la política, la tecnología, el honor y los demonios humanos, una maniobra hasta ahora inusitada por la compañía que trabaja a la perfección dentro de la historia idónea, pues, T'Challa, rey de Wakanda, marca un antes y después radical en las adaptaciones cinematográficas de superhéroes, debido a que es la primera que consigue difuminar esa insecable concentración por la comedia y la acción para entrar en un campo de tratamiento más realista, moralista y apremiante, por supuesto, sin relegar un proceso emocionante, dinámico e intrépido para llegar hasta a ese punto.
“Black Panther” no es una obra maestra, hay que decirlo desde el comienzo. Es más, me tomó trabajo simpatizar con ella iniciados los primeros quince minutos, sin embargo, luego de comprender qué era lo que no me había permitido conectar automáticamente con el filme, llegue a la conclusión de que tal incompatibilidad derivaba ilógicamente de su extraña naturaleza, una original, esa característica codiciada por de todo cinéfilo; aquí el mensaje social y artístico importa a través de los ojos de la creatividad, pues al materializarse frente a mí, me resultó imposible no valorar tremendo trabajo, apremiante no por ser un ignoto universo de historias o por su función introductoria a “Infinity War” sino por el valor que encierra por sí misma, ya que dibuja una infinidad de reflexiones y percepciones sobre la realidad que consigue tocarle la fibra a cualquiera, especialmente, a aquellos poco representados en y por el medio. Fue tal la trascendencia que decidí saltarme las escenas post-créditos, no quería que nada suprimiera la estupefacción que la nación de Wakanda dejó en mi mente. Es un filme que debe ser experimentado sí o sí en la pantalla más grande. Asimismo, a diferencia de sus hermanas más cercanas, esta debe ser procesada y analizada primariamente por los cerebros de adultos y jóvenes, obviamente, sin desestimar el divertido viaje que tendrán los más pequeños entusiastas.
Retomando lo anteriormente dicho, los primeros minutos me resultaron un poco apáticos o distantes debido a una serie de factores que rompían el esquema habitual de las cintas de Marvel Studios, por ejemplo, la escena de apertura presentaba un planteamiento argumental que se decantaba más por el género dramático, enfocándose en el legado, el honor y la traición, en vez de la destrucción del mundo o el nacimiento de un temible pero pobremente fundamentado antagonista, aquí, desde el principio, el relato se posa sobre los personajes y no los suelta hasta terminados los créditos finales. Ulterior, nos presenta un inusual set-piece que tiene como misión un rescate, y aunque es imposible no tropezarse con el destripe, te sorprenderá saber quién es el salvador y la razón por la cual lo hace, desplegando un mensaje de liberación, de fuerza, de supresión de subyugación, de esperanza, factores tan característicos en las cintas del estudio. Por otro lado, una iluminación mínima y la escasez de claridad ocasionaban que tal secuencia luciera bastante oscura, la lucha inicial se volvía engorrosa al intentar seguirle el paso pues hace que nos sintamos ahí mismo, a oscuras, atentos a recibir el primer rasguñazo por la espalda.
De ahí en adelante, “BP” es un jodido regodeo cinemático. Abriendo con una presentación fabulosa del centro de acción, Wakanda retuerce el objetivo de una potencia global para convertirla en una nación secreta, rica en tecnología, avances en trasporte, salud, economía y política a costa del metal más fuerte del planeta, el vibranium, sin embargo, prefieren mantener un bajo perfil, formando una especie de egoísmo al permanecer ocultos de ojos y oídos exteriores, pues, sin dudarlo, serian un punto blanco para las naciones más vulnerables y prestas a una posible desaparición. Y es aquí en donde surge el primer tema para el debate, uno que mantendrá hablando a los curiosos por bastante tiempo. Está el hecho de mantenerse en el anonimato para conservar sus riquezas intactas y su nación en pie o revelarse a un mundo que arde en llamas de odio, ceder parte de su estabilidad en favor de la recuperación y esperanza de los desamparados, aquí entran en juego dos caminos que resultan realmente cercanos al escenario mundial actual. La insuficiente ayuda que reciben los países menos desarrollados, mayormente presente cuando una catástrofe sucede, ponen en duda la verdadera función de estas potencias que siguen construyendo montañas de dinero y riquezas, dando la espalda a realidades limítrofes que mueren de hambre día tras día, tristemente, aquellas culturas distintas en pensamientos, levantando divisiones estúpidas como pretextos para salvaguardar sus terrenos, ignorando que al producir cumbres de pesos nunca podrán disfrutarlas pues contaminaciones y degeneraciones, viniendo de los mismos humanos, harán trizas esas egocéntricas y avaras visiones mortales. Resulta reconfortante que aun siendo una ficción, represente los pasos a seguir para muchas de las coyunturas actuales, entre esas: la priorización capitalista de las grandes potencias y el poco cuidado que se le presta a las verdaderas riquezas como África y Suramérica. Mientras muchos consideran a los países de estos continentes retrasados culturalmente, no conocen o al menos no valoran el potencial en bruto que yace en sus climas, sus suelos, su naturaleza; las verdaderas riquezas que, posiblemente, esta fascinante metáfora quiere retratar con la ultramoderna tecnología.
Otra de las grandes fortalezas, presente en el sólido guion, es la importante participación de las mujeres dentro de la historia. Justo como lo hizo “Wonder Woman”, este filme representa con orgullo lo que significa ser una mujer de color, un logro impresionante—aunque sea triste decirlo, pues, ¿Qué las diferencia de las mujeres blancas? —para aquellas “minorías”, ya que cada una de ellas recibe un tratamiento virtuoso, cada una atesora un trasfondo dramático coherente y emocionante, son jabatas con características esperanzadoras; valientes, creyentes, valiosas, figuras que ponen en alto dos de los grupos menos respetados por una sociedad que crece en machismo y vanidad: las mujeres y la gente negra. Además de crear historias ricas en capas y fundamentaciones para ellos, las escenas de lucha que se posan sobre los hombros de La Dora Milaje son abrumadoras, muy cercanas a la espectacularidad de los combates de las grandes amazonas de Patty Jenkins, relación permitida gracias al impacto de estos gigantescos set-pieces que termina siendo inspirador, consiguiendo levantar otra importante analogía. Un ejército troyano con tres dantescas bestias como ayudantes luchando contra un ejército de guerreras—aun no debería ser motivo de alegría esto pero es tal la poca representación del género femenino que esto realmente significa un avance significativo —que luchan por su familia, por sus tierras, por su rey. Este tipo de escenas simbolizan compromiso por la igualdad, no solo para las actrices que aspiran a tener roles importantes en la meca del cine, sino para cada dama alrededor del globo que se ve lastimada por el dominio de su esposo, padre o jefe; una inspiradora incorporación que permite soñar con un planeta más equilibrado, un reajuste a la balanza de la equidad y el respeto.
Entrando a un terreno un poco más argumental, estoy seguro y entusiasmado en afirmar que Erik Killmonger encabeza el top de los mejores antagonistas del MCU. Para nadie es un secreto que mientras Marvel se regocija en la espectacularidad visual y el predominio de sus héroes lo suficientemente frescos como para llamar en masa a las audiencias, los villanos siempre reciben la peor parte, es un trato desproporcionado, vano y veleidoso. Eso ya no es tema de discusión. Pero parece que “Black Panther” marca un antes y un después para esta clase de cuestiones pues, aun no librándose de pequeñas ataduras que son requisitos en el papel, la contraparte termina por ser intimidante pero accesible ya que encierra a un factor humano sincero, es decir, en repetidas ocasiones sentimos que es él quien tiene la razón y no el protagonista, sus motivaciones son tan validas como las del héroe, obviamente sus resoluciones bélicas son el punto de corte con el espectador pues aquí es donde su vicio por la violencia surge como principal característica antagonista, sin embargo, las raíces de sus deseos siguen siendo la pobreza, la coacción, la muerte, la discriminación y el odio, razones que son parcialmente defendibles. Pero hay que ser claros. El personaje de Jordan no es el único malo que llega a la función. Primeramente, es una jugada narrativa interesante pues regresa Ulysses Klaue de“Civil War”, ávido por hacerse con una gran porción de vibranio y provocar el desmantelamiento de una potencia como Wakanda, no obstante, a mitad de camino, el filme se decanta por centrarse en Killmonger y sí que lo hace bien. Así y todo, y para sorpresa de todos, el planteamiento del anterior villano también resulta creíble y fundamental para el éxito argumental de la historia.
El contexto jerárquico, político y social que abarca el reino de Wakanda es otro de los aspectos a resaltar sobre la historia, debido a que alrededor de estos se desarrolla parte considerable de la trama. Luego de la trágica muerte del rey T'Chaka en las negociaciones de los Tratados de Sokovia, un sucesor debía subir inmediatamente al trono para heredar su legado y mantener de pie a tan valiosa potencia. El problema empieza cuando más de uno se considera digno del trono y hace hasta lo imposible por coronarse rey. El lenguaje de esta nueva cultura es rico y representa un modelo a seguir principalmente para los países tercermundistas que atesoran invaluables riquezas naturalezas, por supuesto, resulta imposible imaginar que este tipo de naciones vayan a emplear como vara transformadora una ficción de comics, no obstante, al menos ver una factible dilucidación es reconfortante y esperanzador para muchos pequeños. Asimismo, argumentalmente, Wakanda y todas sus posibilidades componen una infinidad de oportunidades para regresar a ella, no por nada se rumorea que un románico set-piece tendrá lugar ahí en la que se convertirá en una de las películas más discutidas de la década,“Infinity War”. La riqueza cultural y posibles caminos argumentales iluminan el corazón de muchos aficionados que consideran que en las páginas de este personaje residen más que ficciones.
La tecnología es otro parámetro digno de discutir gracias a su importante participación. Lo que hacen los guionistas con este recurso es contrastar de alguna manera todo lo que el mundo está haciendo con lo avanzado en este campo, ya que a raíz de esto han surgido grandes problemáticas que contrarrestan sus beneficios; miles de personas han muerto, la privacidad del usurario es violada o relaciones humanas tan irremplazables y simples como una taza de café o un camino por el parque están siendo relegadas. Claro está que el surgimiento de este tipo de problemáticas sencillamente radica en las decisiones del usuario, es él quien decide sin dejarse devorar por la bestia tecnológica o decide llevarla como amiga confiable. El filme lo que pretende es presentar que con esta se pueden lograr cosas fantásticas, tales como las que exhibe, grandes avances que no buscan afectar la convivencia o la vida de los demás, sencillamente desean facilitar el día a día del humano, sin embargo, este tema también tiene tela que cortar para los más apáticos a este tipo de justificaciones, las cuales en realidad resultan invalidas debido a su subjetividad. Muchas de las cuestiones que presenta el filme están ahí para ser discutidas y valoradas.
Visualmente, el largometraje de Coogler es una pasada. Omitiendo únicamente percepciones eventuales de pantalla verde al fondo de las escenas de lucha en la cascada y uno que otro fallo de efectos especiales en la frenética persecución de coches, puede jactarse de poseer la misma valentía y poder en las imágenes que el estreno más cercano de la compañía, pues representa un opuesto radical de color y estilo con respecto a la oda de Taika Waititi, aquí la sobriedad conlleva a la sublimidad de muchas de las escenas que entran con honor dentro de las mejores del MCU; es imposible creer como el estudio se supera con cada nueva entrada y esta no es la excepción. Wakanda es simplemente hermosa gracias al arduo trabajo de Rachel Morrison, el departamento de arte, producción y cualquiera involucrado en el proceso creativo y artístico, es magnífico y se evidencia en el producto final, una orgánica historia de perdón y honor que invade terrenos ajenos con seguridad. Al igual que Ragnarok para Thor, Wakanda es otro gran descubrimiento, no solamente por su magnética cultura, sino por el potencial artístico de esta tierra que relaciona tecnología y naturaleza a la par. La misma regla artística es aplicada a las escenas más emocionantes, las cuales están planeadas y ejecutadas de forma complejísima. Es difícil seleccionar cuál es la mejor pues cada una alberga algo especial, solo queda apreciar su apartado visual lleno de detalle y originalidad, honrando a grandes sagas de ciencia ficción como “Star Trek” y “Star Wars”.
Ya son muchos los que concuerdan en que la banda sonora de Ludwig Göransson será una gran contendiente para varios galardones dorados. Amén de semejantes elogios, las melodías de acompañamiento y las composiciones específicas que alimentan las secuencias de lucha, los momentos de tensión o una trivial charla son espectaculares, en cada partitura es evidente una gran influencia de la cultura africana, tambores e instrumentos representativos del continente se entremezclan compactamente con la vitalidad y la ostentosidad de las melodías heroicas, una elección salvadora pues gracias a este importantísimo efecto la cinta logra ser lo que es, una maravilla representativa. Cabe destacar que la banda sonora creada en nombre de la película por Kendrick Lamar va muy al estilo de sus canciones y es concordante; en especial “Pray For Me” incluida en una de las más estilísticas escenas, en donde la voz de The Weeknd brilla por sí misma.
Las interpretaciones también son geniales. Estas posibilitan que la película no se atasque en el fango de la moralidad en las decisiones o se convierta en una simple sucesión de acciones, ellos dan el sabor, la esencia y el significado al filme. Chadwick Boseman hace un trabajo aplaudible como rey y héroe, pues su honestidad y simplicidad con el rol hace que su personaje también levante motivaciones encomiables y coherentes con el arco general de la historia, del mismo modo, este actor californiano abrirá puertas para próximas entregas y opciones de expansión con el estudio. El clan de mujeres podría lograr algo similar, sin embargo, consiguen algo más valioso que un multimillonario contrato laboral: una representación femenina compleja, fuerte, poderosa, con alma y orgullo. Lupita Nyong'o, Danai Gurira, Letitia Wright y Angela Bassett lideran la Dore Milaje con actuaciones diferentes en protagonismo pero iguales en propósito, cada una consigue adecuar diferentes concepciones de la mujer en un filme de superhéroes, dotando de chispa, personalidad y magnetismo a sus personajes, abriendo la gran posibilidad de ganar una adaptación exclusiva en donde ellas sean las que controlen su historia, pues con lo visto, poseen las aptitudes para erigir una franquicia propia, aunque suene muy optimista. Martin Freeman como Everett K. Ross no se siente una adición innecesaria pues su peculiar comicidad encaja perfectamente dentro del relato. El actor británico juega un papel clave para el avance del filme, y aunque es uno de los pocos personajes blancos que asoman la cabeza en el filme, hace un trabajo impresionante. Daniel Kaluuya sabe elegir muy bien su trabajo ya que luego de su Chris Washington de “Get Out”, invierte el sentido y termina siendo una especie de antagonista, un giro retorcido a su carrera pues W'Kabi representa su debut en una mega-franquicia. Michael B. Jordan entrega una actuación intensa que consigue dimensionar, de verdad, el potencial que tenía entre sus manos, el actor denota orgullo con la idea pues el protagonista de “Creed” enuncia sus líneas con fuerza y corazón, representado a cada pequeño que sufre en los guetos de violencia y pobreza, representa a su gente con satisfacción para dejar en alto su importancia no solamente en un amplio universo de imaginación sino también en el mundo como tal. Andy Serkis, el grande Andy Serkis ha conseguido algo grande con este proyecto de Marvel. Su tratamiento es interesante y correcto, sin embargo, la escena en el interrogatorio y en general su interpretación como Klaue me resultó tremendamente abrumadora, trayéndome a la memoria un poco a lo conseguido por Heath Ledger, realmente me impresionó el rango actoral de Serkis, realmente.
Y por último: Ryan Coogler. No resulta extraño que la cinta abra en Oakland, California, pues el cineasta es oriundo de allí, él conoce las dolencias de su pueblo, conoce el sufrimiento y las causas de este ya que, al igual que B. Jordan, vemos reflejada en su obra una representación sincera de esperanza y unión dirigida a toda la raza negra, una carta de amor hacia su gente en el que se resaltan sus vidas, sus valores y sus sueños. Con tan solo dos largometrajes a su crédito, Coogler ejecuta su gran debut Hollywoodnese por lo más alto, pues consigue lo que Jordan Peele consiguió con su opera prima como director: hablar de multitud de cuestiones de importancia global dando una posición clara y realista. El filme funciona en muchos campos, es perceptible el esfuerzo puesto sobre la idea y es perceptible que el director sabía cómo retratar lo que sobre el papel se veía tan difícil, aquí, él no se limita a usar un lenguaje fantástico, ya que además mezcla cultura y diversidad en un filme que le servirá de catapulta a su carrera. El director y guionista presenta una de las más interesantes visiones puestas sobre el género, pues es uno con fundamento y propósito: llegar al corazón de las minorías, dando un mensaje paz, unión e igualdad, simbolizado por un esperanzador final muy a la “The Last Jedi”, en el punto en que un pequeño empieza a soñar.
“Black Panther” de Ryan Coogler transforma lo que por superhéroe se debe entender, entregándoles a los niños de color un modelo idealizado con el que puedan soñar. A la larga, el largometraje del cineasta y guionista de “Fruitvale Station” trabaja en muchos campos a la vez, sirve de crítica social hacia el egoísmo de los blancos, a la política, a los vicios y a las discriminaciones mientras con coherencia desvela un novedoso e inusual viaje entre los tecnológicos y fascinantes paisajes de Wakanda. El “Get Out” de Marvel Studios de alguna manera, revierte la fórmula del héroe, poniéndolo en duras situaciones que alcanzan a ser paragonadas con las del mundo real. De lejos, una de las obras de cine de superhéroes más diferentes y originales hasta el momento, “Black Panther” servirá de ilusión a muchos niños y niñas, hombres y mujeres que verán en las viñetas dramatizadas de Marvel una posibilidad de cambio, de reinicio, aun cuando salgan del teatro y vean que un amigo más se ha ido por una sociedad que se alimenta de violencia, inequidad y desidia. Obras como estas desean despertar de una manera inteligente la conciencia de aquellos conservadores que se encuentran en un estado de egoísmo, mientras pide a los propios afectados que planten cara al peor de los villanos: nuestra sociedad.