Cariño, he encogido a los superhéroes
por Suso Aira¿Qué clase de blockbuster se hace con uno de los personajes menores del universo Marvel? Pues seguramente uno tan carismático como ese mismo superhéroe, El hombre hormiga para los de la generación de los tebeos Vértice y ahora ya conocido por su original nombre de guerra de Ant-Man. Alejado, con sabiduría, del grandioso y épico formato de Los Vengadores, esta curiosa adaptación (o más bien reinterpretación) de un tebeo que pasó por diferentes formatos, con diferentes guionistas y dibujantes y más de una transformación en su identidad y orígenes, es, en primer lugar, una refrescante aventura de raíces inequívocamente setenteras.
Algo queda en su humor de la manera con la que los británicos Edgar Wright y Joe Cornish han contemplado siempre la ciencia ficción y los cómics (véase el Tintín de Steven Spielberg como ejemplo): como un territorio más interesado en el gag de pub y en la cómica cotidianeidad de lo imposible que en lo mayestático del género superheroico aunque la Marvel sea la menos dada a estas veleidades grandilocuentes. Pero pensar en lo que habrían hecho estos dos no es más que desmerecer lo que finalmente tenemos en pantalla: una muy divertida epopeya fantacientífica y de comedia de situación (algo así como si un episodio de Doctor Who se fusionara metabólicamente con otro de Frasier) con una multitud de agradecidas citas y guiños respecto al universo marvelita, algunos de ellos que nos llevan directamente hacia las, ya en proceso de rodaje, Civil War.
Peyton Reed, con la ayuda de unos Paul Rudd, Michael Douglas y Evangeline Lilly (todo lector adolescente tuvo sueños húmedos pensando en que podría heredar el body de la Avispa) en estado de gracia, toca la misma cuerda que James Gunn en Guardianes de la Galaxia, otro en apariencia giro arriesgado del factótum Marvel Kevin Feige en las adaptaciones cinematográficas: la del humor y la intrascendencia aventurera. Intrascendencia que no es que el film sea solamente un disfrute palomitero con pluses para los fans de la Casa de las Ideas, sino que no pretende otra cosa que entretener, diseñar algunas de las secuencias (y planos secuencia) más alucinantes… y en miniatura que se recuerden desde Viaje alucinante o Cariño, he encogido a los niños, y dotar de mucha vida a una galería de personajes a los que acabas tomando cariño. Solamente los verdaderos locos de la cultura pop seventies podrán apreciar y disfrutar con esta película que siendo fiel a los tebeos precedentes, los reinventa con una historia que habría podido firmar el Donald Westlake de Un diamante al rojo vivo. Y es que entre esta reencarnación de Ant-Man y el John Dortmunder de Westlake hay unas diferencias… minúsculas.
A favor: Las primeras pruebas del traje miniaturizador.
En contra: Es más un film de productor/productora que de director.