Crítica de SensaCine.com para El vagón de la muerte: Billete sólo de ida

La malsana obra literaria de Clive Barker no ha tenido una relación muy vistosa con el cine, salvo cuando el propio escritor se ha puesto a dirigir tras las cámaras (y, en ocasiones, ni siquiera entonces). Por lo tanto, no cuesta encuadrar esta adaptación de 'El vagón de la muerte', que coproduce el propio escritor británico, como una de las más acertadas sin que eso implique un excesivo aspaviento. Procedente del primer volúmen de los 'Libros de Sangre', la historia acerca de un tren del metro neoyorquino destinado a la obtención, degollamiento, despiece y transporte de carne humana tenía potencial para un buen ejercicio de terror atmosférico y repugnancia visual en manos del japonés Ryuhei Kitamura.

Sin embargo, la adaptación tiene que pasar por el peaje de inflar el compacto y breve relato original, que se desarrolla en una sola noche de acontecimientos pesadilléscamente atropellados, hasta conseguir un esquema de largometraje, añadiendo personajes productivos (la novia del protagonista), otros innecesarios (la artista que va a apadrinar su obra gráfica) y otros que pretenden potenciar la veracidad pero estorban (la agente de policía). Queda restacar un trabajo de producción muy esmerado y una sabia suministración de sordidez y gore hasta llegar al desfase final, pero el trayecto por estos vistosos raíles habría sido más recordable si el vagón hubiera estado mejor equipado.

A favor: La desvergüenza juguetona de los movimientos de cámara.

En contra: La plausibilidad de la historia se resiente mucho al ser inchada en varias noches para alcanzar la duración de largometraje.