Genio sin hogar
por Eulàlia Iglesias'The Soloist' quedará como un tropiezo en la carrera de Joe Wright, el cineasta británico renovador del cine de época de su país con sus adaptaciones de 'Sentido y sensibilidad' y 'Expiación'. En su primera incursión en el cine de Hollywood, Wright se decantó por un tema espinoso: la historia real de un músico esquizofrénico que vive sin hogar en las calles de Los Ángeles hasta que es descubierto por un periodista. Tan mal como suena. Wright no puede evitar hundirse junto a una película llena de tópicos sensibleros sobre el poder sanador del arte, el hombre privilegiado que descubre los sufrimientos de aquellos ciudadanos más pobres que él (y se hace famoso escribiendo sobre ello), el genio loco que solo necesita un poco de amor (¿por qué demonios a nadie se le ocurre que llevar a un esquizofrénico al psiquiatra podría ser una buena idea?)... Más cerca de un Fernando León de Aranoa angelino que de un David Cronenberg con vocación social, Wright acomete aberraciones tales como visualizar poéticamente lo que siente el protagonista la primera vez que escucha tocar al músico... con gaviotas sobrevolando el cielo de la ciudad. Y este es el nivel general de la película.
A favor: El retrato no miserabilista de Los Ángeles y la secuencia sinestésica abstracta en que se "ve" la música en colores.
En contra: La interpretación de Jamie Foxx, ¿aspirante frustrada a las nominaciones al Oscar?