Crítica de SensaCine.com para Hoy empieza todo: Lo que debe ser el cine comprometido

Durante la década de los noventa el director francés Bertrand Tavernier demostró su capacidad para variar temática pero siempre apostando por una visualización de sus películas muy personal, creando una serie de obras de irregular calidad pero en lanzando en su conjunto unas propuestas, cada una a su modo, verdaderamente interesantes. Hoy empieza todo es posiblemente, junto a La carnaza y Ley 627, de lo mejor de su carrera. Drama social, sin usar esta etiqueta de manera peyorativa, la película se adentra en la historia de un profesor de guardería enfrentado a todos para que las cosas cambien. Planteamiento sencillo que Tavernier desarrolla sin pausa, enlazando acontecimientos pero logrando que cada momento quede grabado, que implique un pensamiento, un cuestionamiento. Rehúye del melodrama fácil y se aleja considerablemente de esas propuestas de cine social que de manera marcada buscan la empatía emocional manipuladora del espectador. El director francés es directo, nada condescendiente, observa y narra pero apenas subraya o comenta. Se conforma, lo cual es mucho, en mostrar los sucesos para que se evalúen, para que se consideren. Y así nos adentramos en una historia lo suficientemente dura para que dejar mal cuerpo, pero también con ciertos toques livianos que humanizan la narración. En un momento en el que el cine social ha acabado en un modelo totalmente inservible para las necesidades más acuciantes, recuperar Hoy empieza todo puede ser una buena manera de entender cómo mirar al mundo y narrarlo. Tavernier es duro pero esperanzador en una película imprescindible.

A favor: Todo.

En contra: Que se catalogue sin reparos en un cine comprometido (algo que a la cinefilia actual, vagamente conservadora en el fondo, cada vez asusta más).