El libro Sturges: a filmmaker's story de Emmanuel Laborie recoge una anécdota del rodaje de esta película. Al principio, Sturges tenía miedo de dirigir a un estrella con Spencer Tracy, por lo solo se preocupaba de los asuntos de la cámara y dejaba al actor interpretar a su gusto. Pero un día, Tracy estaba ensayando una escena y, de repente, se quitó su chaqueta tapando la cámara que le estaba apuntando.Llevó a Stuges a parte y le dijo: "John, ¿podrías dejar de preocuparte solo por la cámara y empezar a hacerle caso a los actores? porque la cámara es solo una máquina abierta y no estará satisfecha hasta que la des de comer".
Aunque casi toda la película tiene lugar en la ciudad de Nueva York, no hay ni cinco minutos de la película rodados en una localización real de la Gran Manzana.
Cuando Curtayne va al bar y pide que le sirvan una cerveza, se puede ver una sombra en movimiento del micrófono pértiga y los cables, reflejados en el espejo que hay detrás.