SensaCine adapta las notas de cada medio con una puntuación de 0.5 a 5 estrellas.
críticas de medios
El País
por Javier Ocaña
Honoré, juega con los postulados de La Fayette sin llegar nunca a desvirtuarlos, con ese punto de intelectualismo tan francés que a veces puede resultar pretencioso, pero manteniendo siempre la dosis necesaria de trascendencia.
Un filme tan estilizado como lánguido, a veces imposible, marcado por el peculiar estilo interpretativo de Louis Garrel, lo solemne de algunos de sus diálogos y la distancia emotiva que impone a pesar de estar relatando una gran historia de amor.
La crítica completa está disponible en El Periódico
Fotogramas
por Esteve Riambau
Un reto que camina por el filo de la navaja que separa lo ridículo de lo sublime.
Es una película extremadamente ligera que se quiere de otro tiempo y que, en consecuencia, se fabrica su propio universo, un universo que debe más al cine que a la realidad, la de ahora o la de otra época.
Una puesta en escen más que aseada, incluso muy brillante a ratos, sobre todo cuando se acerca a una abstracción casi musical, al servicio de un tono petulante, de unos personajes más literarios que reales o reconocibles.
El País
Honoré, juega con los postulados de La Fayette sin llegar nunca a desvirtuarlos, con ese punto de intelectualismo tan francés que a veces puede resultar pretencioso, pero manteniendo siempre la dosis necesaria de trascendencia.
El Periódico
Un filme tan estilizado como lánguido, a veces imposible, marcado por el peculiar estilo interpretativo de Louis Garrel, lo solemne de algunos de sus diálogos y la distancia emotiva que impone a pesar de estar relatando una gran historia de amor.
Fotogramas
Un reto que camina por el filo de la navaja que separa lo ridículo de lo sublime.
CAHIERS DU CINEMA
Es una película extremadamente ligera que se quiere de otro tiempo y que, en consecuencia, se fabrica su propio universo, un universo que debe más al cine que a la realidad, la de ahora o la de otra época.
Metrópoli
Una puesta en escen más que aseada, incluso muy brillante a ratos, sobre todo cuando se acerca a una abstracción casi musical, al servicio de un tono petulante, de unos personajes más literarios que reales o reconocibles.