El director de 'The Station Agent' (2003) acomete en su segundo largometraje un ejercicio de cine social poco frecuente en el cine norteamericano, donde las películas en torno a inmigrantes sin papeles se suelen centrar en latinoamericanos que han cruzado la frontera de México. Aquí, en cambio, los protagonistas provienen de países musulmanes e intentan sobrevivir en el Nueva York post 11-S. Thomas McCarthy se acerca a la situación a través de un veterano profesor viudo que entra en contacto por casualidad con una pareja de jóvenes inmigrantes conformada por un sirio y una senegalesa. Aburrido con su vida, el protagonista se siente revivir con esta nueva relación: conecta con la cultura de la pareja de inmigrantes a través de la música (su esposa era pianista), se apiada de su situación de desamparo e incluso entraña una buena amistada con la madre del chico cuando a éste lo encierran en un CIE.
Como tantas otras películas de temática social, 'The Visitor' apuesta por la conexión emocional con los problemas de unos personajes que se presentan al espectador sin ningún tipo de doblez o grieta. Se invita al público a que se sienta indignado con la situación de los protagonistas no porque ésta sea injusta en sí misma sino porque todos son buenas personas. Aunque McCarthy controla en todo momento que el sentimentalismo no se apodere de la historia y mantiene la verosimilitud de la historia a flote, a la película no le hubiera sentado mal depurar esa tendencia a la mirada paternalista.
A favor: Richard Jenkins aprovecha la posibilidad de, por fin, poder lucirse como protagonista único en una película.
En contra: El buenismo que siempre aqueja estas propuestas.