Se estrenó el pasado 17 de abril en España "La Mecánica del Corazón", un fabuloso cuento romántico en 3D poblado de personajes freak y escenas deliciosamente imaginativas, cuya riqueza visual se ve en cierta medida lastrada por un guión que no cuenta con la misma fuerza. La película se basa en la novela del mismo título de Mathias Malzieu, cantante del grupo de rock Dionysos, y está dirigida por él mismo con la ayuda de Stéphane Berla - el realizador de muchos de sus videoclips - para el cual es su opera prima en lo que a largometrajes se refiere.
La historia se inicia con el alumbramiento de Jack, un niño que tiene la poca fortuna de nacer en Edimburgo el día más frío del año, hacia finales del siglo XIX, lo que provoca que nazca con un corazón congelado e inservible al que la curandera que lo trae al mundo, Madeleine, injertará un reloj de cuco que lo ayude a palpitar. Abandonado por su madre, Jack vivirá con Madeleine gracias a su nuevo corazón, pero tendrá que respetar tres condiciones: dar cuerda a su reloj cada día, no dejarse llevar por la cólera ni emociones fuertes y sobre todo, no enamorarse nunca. Así vivirá Jack felizmente hasta que, al cumplir los 11 años, siente la necesidad de salir a conocer su ciudad y se encuentra con una pequeña cantante andaluza, Miss Acacia, de la que se enamora perdidamente. Ese amor le llevará tras unos años a huir de Escocia y a emprender la búsqueda de su amada, pasando por París - donde se le unirá Georges Mélies -, hasta una esperpéntica feria en Andalucía, y pondrá a prueba la resistencia de su corazón mecánico.
Con un estilo y un diseño de personajes muy burtoniano, como también lo son su gusto por lo macabro (de hecho, Malzieu se considera muy fan de Tim Burton), la película es también una amalgama de referencias que beben de Georges Mélies, Edward Gorey, los "Freaks" de Tod Browning, y la estética gótica y steampunk, dando lugar a un cóctel cuya mayor fuerza está en el apartado visual y en su galería de esperpénticos personajes, desde la troupe que acompaña a la bruja Madeleine, donde encontramos a un hombre cuya columna se sostiene gracias a un xilófono, hasta los grotescos feriantes de Andalucía. La omnipresente poesía del largometraje da lugar a metáforas y situaciones en que los personajes crecen cual gigantes, su sombra se alarga o les crecen espinas cuando se enfadan, y no faltan escenas enormemente creativas y visualmente estimulantes como el viaje en un tren que se estira como un acordeón, la travesía en monopatín entre los molinos de Castilla o la atracción fantasma.
La banda sonora es otro de los aspectos más destacados de la película, que cuenta con canciones procedentes del álbum con el mismo título del grupo Dionysos, y otras nuevas, que confieren al largometraje un tono enérgico basado en ritmos pop-rock e instrumentos retro.
La pata coja de "La Mecánica del Corazón" es la que corresponde al guión, que da un tratamiento muy superficial a los personajes y a sus motivaciones: así, nos encontraremos con que la madre de Jack le abandona sin saber muy bien porqué, con que el malo de la película no acaba de estar desarrollado, o con que Miss Acacia va de brazos del uno al otro sin razones de peso. Por otra parte los diálogos aportan poca profundidad, a menudo proclamando lo que ya resulta obvio.
En cualquier caso resulta muy recomendable darle una oportunidad a la cinta, básicamente por la creatividad y la imaginativa puesta en escena, que ponen de manifiesto la originalidad de sus realizadores y su potencial de cara a sorprendernos nuevamente si dan con un mejor guión. La película puede ser disfrutada igualmente por niños, que se verán atraídos por su atmósfera de cuento, como por adultos, que podrán apreciar su poesía y sus personajes y situaciones bizarros.