A sangre fría
por Gonzalo de PedroHabrá quien, optimistamente, encuentre reminiscencias de los polar de Jean Pierre Melville en este remake del film homónimo dirigido en 1972 por Michael Winner. Y podría ser: algo hay de aquel samurai silencioso de código de honor impenetrable en el asesino a sueldo interpretado por Jason Statham. Sin embargo, el salto temporal da la medida del salto moral, y cinematográfico: entre Melville y Simon West no solo media una cuestión estética, sino kilos de testosterona convertidos hoy en motor narrativo. La película quiere explorar los códigos de honor de la amistad masculina, basada (según ellos) en el honor, la lealtad o la venganza, pero se queda en un retrato inmisericorde del crimen a sangre fría salpicado por una pequeña trama de iniciación y mentiras ocultas. Renunciando sorprendentemente a la figura de un villano carismático, la película se centra (o lo intenta) en la relación de los dos protagonistas, separados y unidos por un crimen que solo uno de ellos conoce. El resultado: mamporros.
Lo mejor: El planteamiento de algunas secuencias de acción
Lo peor: Que pretenda ser algo que no es, ni por asomo.