Todo lo que quiero ser
por Cristina Álvarez López'La chica del tren' está basada en el caso real de una muchacha que fingió haber sido víctima de un ataque antisemita perpetrado por varios hombres en un tren. Téchiné convierte este falso incidente, que conmocionó a la opinión pública y a las autoridades francesas, en el punto central de su filme y dibuja un mapa de circunstancias y consecuencias (literalmente, pues estos son los epígrafes que anuncian las dos partes en las que se divide la película).
Como es habitual en Téchiné, el filme serpentea entre el análisis social y el retrato personal. El primero explota con fuerza en la última parte del filme -con la cobertura mediática que recibe el caso-, pero ha sido trazado durante toda la película, principalmente a partir del personaje de Blenstein (Michel Blanc) -un abogado especializado en casos de antisemitismo- y su familia.
El segundo, el que atañe a la chica y a su extraña conducta, es el más logrado: con su mezcla de distanciamiento emocional y una cámara que se pega a Jeanne -interpretada por una magnífica Émilie Dequenne (la Rosetta de los Dardenne)- Téchiné nos obsequia con un personaje misterioso cuyos actos deben ser descifrados a partir de las relaciones que mantiene con su novio (Nicolas Duvauchelle) y con su madre (Catherine Deneuve) y, sobre todo, a partir de sus afectos (como esa maravillosa secuencia en la que Jeanne llora desconsoladamente ante un documental sobre los campos de concentración).
A favor: Los numerosos planos de Jeanne en el tren o patinando mientras escucha música.
En contra: La escena de sexo.