Con esta película Amenábar nos traslada a otro capítulo de la historia que no habíamos visto hasta ahora. El relato de una mujer que, a pesar de vivir en un mundo de hombres es capaz de seguir adelante y luchar por lo que cree, fuera de los estereotipos que infundían la época. Alejandría, último símbolo existente de la magnificencia de los antiguos dioses, es eclipsada por una nueva religión, el cristianismo, oficial en el Impero Romano desde tiempos de Constantino y que poco a poco se extendió por todas las regiones del Imperio, a excepción de esta ciudad, cuyo politeísmo seguía intacto tras sus muros y cuyo conocimiento iba más allá de la creencia en un solo Dios. La biblioteca de Alejandría recogía toda la sabiduría de los antiguos, los avances de una ciencia que no estaba bien vista por los cristianos, ya que contradecía las enseñanzas de la Biblia. No podía durar, el conocimiento no podía desarrollarse y la destrucción de esta biblioteca, la más importante de la historia y única en el mundo, debía desaparecer. En medio de toda esta revolución, Hipatia, hija de un astrónomo y también dedicada al mundo de las estrellas intenta descubrir los misterios mejor guardados del universo, ajena a conflictos religiosos y a sus fanáticos.
En el primer minuto te trasladas al s. IV y te preparas para disfrutar durante dos horas de una historia a la vez dramática y conmovedora. Una ambientación y unos personajes muy reales cuyas emociones e inquietudes cambian con la evolución de los acontecimientos, hasta el vestuario está bien pensado para mostrar esas emociones. Amenábar es un enamorado del cine, que se toma su tiempo para ofrecer una nueva obra, consciente en todo momento de que una película como ésta, y por mucho que nos pese, no podría rodarse en España porque no te garantiza recuperar la inversión. El talento se lleva dentro y nos lo vuelve a demostrar. Y es que, con la cantidad de historias que nos han contado, ¿A nadie se le había ocurrido contarnos ésta?