La horma de su zapato
por Paula Arantzazu RuizEl guaperas Ashton Kutcher retoma el papel de toy by que tanto ha sabido exprimir. En esta comedia interpreta a un ligón sin límites ni oficio o beneficio que vagabundea por las casas de las mujeres ricas de Los Ángeles. Aunque Kutcher no es un tipo de amplio abanico de registros (no estamos ante un descorazonador Michael Caine en ‘Alfie', por ejemplo), sabe conducir con destreza el retrato nocturno de la ciudad angelina. Menos atractivo se presenta el segundo tramo del filme, donde el protagonista se enamora de una chica que, ¡sorpresa!, tiene más lecciones de latín y griego que él en el cuerpo. Por suerte, David Mackenzie consigue que el azúcar no se le suba a la cabeza y opta por un final verosímil y alejado de las convenciones del género, con el que pretende subrayar el funcionamiento de la cadena alimentaria y sexual que sostiene esa feria de vanidades californiana. Entre la moralina y la realidad, Mackenzie y Kutcher apuestan, eso sí, por el softporn del perdedor.
A favor: el retrato nocturno de Los Ángeles y Anne Heche.
En contra: el poco calado dramático del filme.