¡Salsa de soja como arma mortífera de invasión alienígena silenciosa! A partir de ahí, ¡imagínate cualquier cosa!
Narrada en el mismo formato que "Entrevista con un vampiro" tiene diez minutos iniciales potentes, de intensidad atractiva y curiosidad innata por saber hacia donde deriva tanta fantasía frenética, sorpresa delirante y locura de desmadre, luego su tempo se acompasa hacia una estabilidad que aún sigue manteniendo la diversión y el entretenimiento, la desfachatez sigue picando esa morbosidad absurda y tontería de telaraña propia en la que se enreda uno mismo, voluntariamente, por conocer la siguiente banalidad cruel y vacía que se les habrá ocurrido para, hacia el final, perder parte de ese don inicial que te motivaba a seguir viéndola a pesar de estar a años luz de tus gustos cinematográficos y a pesar de no entender, muy bien, el motivo de querer acabarla.
Frikada total donde caben todo tipo de disparates e invenciones, libertad plena abierta a la imaginación más condenadamente estúpida que se les pueda antojar, ocurrencia catastrófica de plenitud de ideas, de idas y venidas del más allá, del futuro demoníaco, de hablar con muertos, ver mutantes invisibles, descifrar el código secreto de colonización de la tierra, salvar al mundo ignorante, cortar cabezas, desmembrar brazos, indigestión de insectos..., y un sin fin de desatinos de armas tomar y juerga inútil y bobalicona que consigue hacerte reír por momentos y renegar de tu cabal juicio temporalmente.
Un cachondeo de película que podrías sentarte a ver con los personajes de "Bing Bang Theory" y sentirte, por breves momentos, como ese bicho raro de gustos estrambóticos que disfruta con una memez que está aliviando ese martirio de día, un sinsentido ni propósito que, excepto a fieles adictos a este género que la juzgarán con más coherencia y lucidez, si te pilla con la disposición oportuna puede ser el amigo fanfarrón que anime la fiesta, y si ya estás en ese punto de partida, ¡imagina hacia dónde puede derivar el entusiasmo!
Si creas el ambiente oportuno y la motivación suficiente puede ser aliciente para una noche de sábado de charlotadas, burlas, nimiedades y sonrisas que recordaréis al día siguiente con frescura, alegría y alivio; si eres fanático de ellas, nada que añadir, ¡adelante!, y entra a las puertas de tu reino escogido.
Ni te se ocurra verla con enmienda de encontrar un filón no hallado hasta el presente pues sólo sirve si tu desfachatez y despropósito de ánimo están al nivel de la absurda narración contada.
La primera parte te valdrá, la segunda dependerá ya de la compañía en la que te encuentres pues, hasta ver el festival de Eurovisión puede ser una auténtica juerga de velada y jarana de celebración ¡si te lo montas bien!, y si es así..., ¿a quién le importa el resultado?
Pues lo mismo vale para ésta.
Por cierto, ¡John muere al final!, ¿no lo sabías?; pues, en la misma sintonía, funciona el resto.
¡El que avisa no es traidor!