Dos o tres cosas que sabemos de ella
por Mario SantiagoUna de las vertientes de la esquiva filmografía de Steven Soderbergh parece apuntar hacia una de las obsesiones del cine de autor americano desde finales de los sesenta: la fusión con ciertos referentes de la modernidad europea. Así, completando el ciclo abierto por los directores del New American Cinema, Soderbergh se adentra cada cierto tiempo en las aguas de una experimentación auto-reflexiva, lejos del ilusionismo y la transparencia de Hollywood. En ‘The Girlfriend Experience', siguiendo las enseñanzas de Jean-Luc Godard, se apropia de una figura contracultural —Sacha Grey, la taciturna y hermética estrella del porno "hard"— y la convierte en un objeto de turbia contemplación. Como hiciera Godard con Anna Karina en los doce episodios de ‘Vivir su vida', Soderbergh tantea la enigmática presencia de Grey componiendo un retrato caleidoscópico. Rodeada por hombres que deambulan a su alrededor como espectros, Grey parece también la reencarnación de las melancólicas heroínas de Michelangelo Antonioni. A la postre, Soderbergh logra su cometido: observar muy de cerca y al mismo tiempo conservar intacto todo el misterio de una mujer.
A favor: La compenetración entre la audacia de Soderbergh y la compostura de Sacha Grey.
En contra: En su deliberada apuesta por la fragmentación, la película asume un desequilibrio inherente.