Fue el propio Eric Cantona el se puso en contacto con Ken Loach para explicarle el tratamiento de un guión que él y sus hermanos habían concebido para la productora francesa Why not (encargada de financiar los films de autores franceses de Arnaud Desplechin, Jacques Audiard o Bruno Podalydès). Y es que cuando Cantona se reunió con los productores Pascal Caucheteux y Vincent Maraval, todos coincidieron en que para contar una historia acerca de las relaciones del ex-futbolista con su afición necesitaban a un director inglés. "En Inglaterra, la relación con los aficionados es muy especial y para comprenderla el director tenía que ser, además, un apasionado del fútbol", afirma Cantona. La idea original se basaba, pues, en la historia de un hincha que había seguido al futbolista cuando éste pasó del Leeds United al Manchester United y que había perdido su trabajo, a sus amigos y a su familia. "Me pareció que la idea tenía cierta fuerza, pero sobre todo me atraía las posibilidades que podía encerrar como ficción", comenta Paul Laverty, guionista habitual en la filmografía del comprometido director inglés. "Nos pareció que habíamos encontrado un territorio interesante para explorar, no sólo la alegría y el placer del fútbol y el papel que desempeña en la vida de la gente, sino también la noción de celebridad", afirma Ken Loach. "En la imaginación de las personas, las celebridades tienen algo sobrehumano".
La escena en la que Eric Cantona toca la trompeta en el film es un guiño a una situación real de la vida del ex-futbolista. Éste sufrió una suspensión de nueve meses cuando el 25 de enero de 1995, mientras se dirigía al túnel de vestuarios tras ser expulsado en un partido frente a Crystal Palace en Selhurst Park, le propinó una patada de kárate a un aficionado que lo había insultado desde la tribuna. El futbolista del Manchester United fue sancionado por su club con una elevada multa y dos semanas de cárcel que pagó realizando 140 horas de servicios comunitarios. La Federación inglesa le impuso una suspensión de nueve meses y su vuelta se produjo el 1 de octubre del mismo año ante el Liverpool. Esto supone, sin duda, un periodo considerable para la corta carrera de un futbolista profesional. Durante todo ese tiempo, Cantona buscó alguna actividad para afrontar todo es tiempo alejado de la disciplina de los entrenamientos y de la adrenalina de los partidos. Empezó a tocar la trompeta. "Así que este icono del fútbol en el curso de una semana pasó a encontrarse en la soledad de su habitación, luchando con un instrumento musical... De golpe, el culto a la celebridad volaba en pedazos", añade Paul Laverty.
El equipo de Ken Loach tuvo que afanarse en disimular la presencia de Eric Cantona en el rodaje del film en Manchester. De hecho, según confiesa el director inglés, es la primera vez que ha tenido paparazzi rodando por el set. "Si íbamos con él por la calle, la circulación se detenía y la gente le daba la mano. Fui con Eric a Old Trafford para ver un partido e, incluso sin saber que él estaba allí, la gente cantaba las canciones de Cantona. ¡Coreaban su nombre aunque no estaba allí desde hacía diez años! Cuando descubrieron que estaba allí de verdad, fue una locura. ¡Había hombres mayores llorando! Cuando nos íbamos, personas de todas las edades venían a estrecharle la mano. Pocos jugadores han inspirado semejante afecto", relata el director.
Los orígenes del actor Steve Evets, quien interpreta a Eric Bishop, son humildes, y de él bien pudiera afirmarse que es un hombre hecho a sí mismo. De hecho, su biografía podría servir de inspiración a una de las películas del propio Ken Loach. Nació en una familia obrera de Salford y, cuando terminó el colegio, no tenía ni idea de lo que iba a hacer con su vida. Tras ver una película sobre la marina mercante en el último día de escuela, decidió enrolarse. A los tres años fue expulsado. "Había hecho de todo: salté dos veces de un barco en Japón, festejé mis dieciocho años en un burdel de Bombay... Fue una experiencia muy liberadora. En esa época, era un bala perdida. Luego, encontré un trabajo de entrega de tubos industriales para una firma, porque no tenía otra opción. Me casé, no funcionó, y la empresa me echó. Así que decidí hacer lo que tenía en mente: ser actor, o algún trabajo creativo", confiesa Evets. Además, el actor añade que no ha desarrollado su faceta interpretativa por dinero, dado que si esa hubiera sido realmente su motivación, habría dejado el oficio hace años...